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((**Es9.634**) porque uno resulta más débil, cuanto más fuerte se hace el enemigo. Rechazad enseguida el asalto alejándoos del peligro, pero enseguida, enseguida, porque en las cuestiones contra la modestia, si consentís, no hay parvedad de materia. Hay que suspender, por el momento, hasta la lectura de un libro bueno, si nos impresiona demasiado una descripción. Cuando vemos una litografía, un cuadro, una figura que nos perturba, aunque no sea mala, un muchacho o una muchacha que no van vestidos muy decentemente, hagamos enseguida una mortificación volviendo la vista a otra parte. Recordemos que qui spernit modica paulatim decidet (quien desprecia lo pequeño, poco a poco caerá); y que qui amat Deum, nihil negligit (quien ama a Dios, no descuida nada). Y entre tanto, respetarnos mucho a nosotros mismos, caminar modestamente por las calles, sentarse, conversar, bromear, divertirse, etcétera, de modo que en nuestra compostura se refleje la bella virtud. Pongamos, pues, en práctica todos los medios para vencer, más aún, para prevenir las tentaciones. No acostarse después de comer. A la hora del descanso, acostarse con las manos sobre el pecho. Rezar hasta dormirse y, si durante la noche nos despertamos, volver a rezar; decir jaculatorias, besar el escapulario, el crucifijo o la medalla que se lleva al pecho. Tener en la celda agua bendita; hacer la señal de la cruz con fe. Si cumplimos estos avisos, también nosotros podremos cantar, como esperamos, el himno que cantan los que vestidos de blanca túnica sequuntur Agnum quocumque ierit (siguen al Cordero adonde vaya). Honrad los sábados a la Vi rgen con alguna práctica de piedad; inculcádselo a los jóvenes, pero empezad vosotros dando ejemplo. Todas las noches, después de las oraciones, decía don Bosco unas palabritas a los ejercitantes, en la capilla. Fue ésta su costumbre ((**It9.711**)) mientras pudo. He aquí el resumen de lo que dijo aquel año. 13 de septiembre. -Hemos aludido a las señales de la vocación religiosa. Para nosotros y para la vida salesiana añadiré otras dos de suma importancia: estar a gusto con los muchachos; desear trabajar para que abracen el estado eclesiástico. 14 de septiembre. -Detestar el mal hecho en el pasado, corregir el presente: tener disgusto por el bien abandonado, proponerse firmemente cooperar con cualquier sacrificio a la salvación del prójimo. 15 de septiembre. -Avisó a los que estuvieran decididos a emitir los votos que dieran su nombre a don Miguel Rúa o a don Juan Cagliero; y exhortó a todos a que hicieran testamento. 16 de septiembre. -Hicieron los votos perpetuos cuatro socios. Entre ellos: don Angel Savio y don Julio Barberis. Cinco más emitieron los votos trienales. Por la noche dijo don Bosco que, por motivos urgentes de familia, o por grave enfermedad de algún pariente, se podía y se debía permitir a algunos miembros de la Pía Sociedad que fueran a su pueblo, (**Es9.634**))
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