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((**Es9.632**) VI MEDIOS POSITIVOS PARA CONSERVAR LA CASTIDAD Para conservar la virtud de la castidad hay medios positivos y negativos. Hemos reducido los medios negativos a la fuga de las ocasiones y de todo lo que puede ocasionar un mal pensamiento o una mala impresión. Los medios positivos se reducen a cuatro: Oración -Fuga del ocio -Frecuencia de los Santos Sacramentos -Huir de las ocasiones. Salomón escribió en el capítulo VIII, 19 del libro de la Sabiduría: <>-...Dame la sabiduría que se sienta junto a tu trono, y no me excluyas del número de tus hijos...>>. El primer medio es, pues, la oración. Se entiende por oración todo lo que eleva nuestros afectos a Dios. La meditación de la mañana es la primera. Hacedla todos siempre, pero descendiendo a la práctica, acabadla siempre con la resolución de sacar fruto de ella, de evitar un defecto, de practicar alguna virtud. Hay que rezar, si se quiere alcanzar. Después, las oraciones que se hacen en común, por la mañana y por la noche, deben servir para impetrar de Dios lo que se necesita para el alma y para el cuerpo. Récense bien y siempre. Récelas cada uno, si puede junto con los demás. Si no puede, paciencia, pero no deje nunca de rezarlas... No las olvide... récese cada día el Rosario, asístase a la santa misa y léase algún libro devoto. La oración debe ser manifestación de fe, que invita a los presentes a alabar a Dios. Nosotros los Salesianos comenzamos por oír bien la santa misa. Los sacerdotes celébrenla con gravedad reverente, edificante, cumpliendo con exactitud las ceremonias. Ellos y los que ya están próximos a las órdenes, estudien bien las rúbricas. Hay que enseñárselas también a los alumnos, e inculcarles la debida compostura en esta santa acción. Hace tanto bien ver a un muchacho ayudando con devoción la santa misa. Se ha convertido ya en un proverbio en los pueblos: -Ese chico ayuda tan ((**It9.709**)) bien a misa, porque es alumno de don Bosco. Y vosotros, sacerdotes, rezad el breviario digne, attente ac devote (digna, atenta y devotamente) y si podéis, ante el sagrario. Hay que hacer bien la genuflexión y la señal de la cruz, para animarse a la oración. Repartid estampas, libritos, medallas que recuerden la bondad de María Santísima. Animad a los alumnos a cantar sus alabanzas, a celebrar sus novenas y sus fiestas, sus sábados, y decidles las indulgencias concedidas por la Santa Sede en tales ocasiones. Tened una ardiente devoción a esta Madre Santísima: Sileat misericordia tua, Virgo Beata, si quis est qui te invocatam in necessitatibus meminerit defuisse (No se hable de tu misericordia, Bienaventurada Virgen, si hay alguno que, habiéndote invocado en sus necesidades, recordase que le ha fallado) (San Bernardo, 4.° sermón sobre la Asunción). Aquí tenéis lo que quería deciros sobre la oración; acerca de ella debo notar que la mayor parte de vosotros hace lo que os he recomendado y yo estoy contento de ello. (**Es9.632**))
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