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((**Es9.251**) mostrando la sublime concepción de tu siervo bueno y fiel. V Quien en el Vaticano el solio tiene, Maestro de la Fe, de caridad portento y fortaleza, tendió la sacra y poderosa mano pronta a ser liberal y a bendecir, pues comprendió tu anhelo. De tu gloria el amor lo convenció de tal manera que para aumentarla y hacerla más radiante, la más bella gema engastó en tu fúlgida corona al anunciar al mundo tu Inmaculada Concepción, y el gozo más alto lo embargaba al oír el aplauso universal por el dogma que el Cielo le dictó. VI Este Templo a tu Nombre dedicado, oh Inmaculada Madre, él promovió y bendijo: -y fue la chispa, que prendió el vasto incendio del amor. Pródigas almas inflamó este fuego de Fe sólida y viva; corazones de Dios enamorados ((**It9.264**)) abrieron sus escriños generosos y a manos llenas su oro Te ofrecieron. Anotadas por ángeles en inmortales páginas sus dádivas sagradas, oh María, Tú proteges a tus fieles fervientes amadores, y en tu materno corazón grabado tienes su nombre y su encendido amor. VII Faltar no pudo al óbolo del pobre que en su rincón humilde, cual si fuera un palacio de oro regio, entró el anuncio del proyecto santo. Y, en porfía de amor desenfrenada, todos a una acudieron. Y a sentirse llegó como vergüenza que se dijera: <<íCuando todo el mundo aportó su ladrillo, yo no quise (**Es9.251**))
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