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((**Es9.199**) también, con los brazos abiertos, como ofreciendo sus gracias y su misericordia a quien recurre a su augusta Madre. Tras Ella se abre como un rincón del cielo, alrededor del cual se ven coros de angelitos, que le rinden pleitesía como a su reina. En la parte superior del cuadro está representado Dios Padre, con el ojo simbólico, y un poco más abajo el Espíritu Santo en forma de paloma; desde allí llueven rayos de luz que van a posarse sobre la cabeza y alrededor de la Virgen, como para decirle: Ave, María; virtus Altissimi obumbravit tibi (la virtud del Altísimo te cubrió con su sombra). ((**It9.201**)) Abajo, divididos en dos alas, aparecen gradualmente colocados, apóstoles y evangelistas en tamaño un poco mayor que el natural. Arrobados en dulce éxtasis, contemplan atónitos a su Reina: Regina Apostolorum, ora pro nobis. San Pedro y San Pablo resaltan en el medio. Entre ellos se abre un paso desde el cual se ve al fondo el Santuario de Valdocco y el Oratorio, con los caseríos que lo rodeaban en aquel tiempo, y las colinas de Superga. Es el punto desde donde los devotos dan gracias a la Santísima Virgen por los favores recibidos y la su plican siga mostrándose Madre de misericordia en los graves peligros de la vida presente. Mérito singular del cuadro es la idea religiosa que produce una devota impresión en el corazón de quien lo contempla. Llamó la atención que no hubiera habido ninguna desgracia entre los obreros durante el tiempo que duró la construcción de esta iglesia y se dijo que era un milagro. Sólo don Angel Savio, que vigilaba la fiel ejecución de los planos, estando en los andamios a la altura de la cúpula, puso los pies en el extremo de un tablón que se levantó, pero él no cayó, porque pudo agarrarse a un madero. Esto no debe maravillar, ya que cada ladrillo del sagrado edificio recuerda una gracia obtenida de la Augusta Reina del Cielo. Una sexta parte del coste, casi de un millón, fue cubierta por los generosos donativos de personas devotas; el resto procedía de pequeñas limosnas de los que habían sido beneficiados por María en la salud, en los bienes, en la familia o de otra manera. Así consta en un registro que se llevó regularmente, y así lo afirmó don Bosco. Apareció con evidencia la protección de María Santísima durante la época de los estragos del cólera. Don Bosco escribía de <(**Es9.199**))
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