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((**Es8.789**) Muy apreciado Cibrario: Has hecho bien en escribirme, puesto que así no habrá malas inteligencias. Emplea la facultad de confesar siempre que haya necesidad; pero, apenas te encuentres libre de los asuntos domésticos, esto es, apenas hayas arreglado los asuntos de partición de bienes, procura volver a tu nido de Lanzo, donde, tomando los debidos cuidados, espero podrás volver a tu normal estado de salud. Da mis saludos a tu párroco, dile que le encomiendo de todo corazón a María Auxiliadora, a fin de que recobre la salud de que gozaba antes. Que Dios te bendiga y te haga un campeón, para ganar muchas almas a Dios. Saluda a tus padres y créeme en el Señor. Turín, 5 de septiembre de 1867 Tu afectísimo en Jesucristo JUAN BOSCO, Pbro. ((**It8.930**)) Aquella misma noche decía a los muchachos: Cuenta Bartoli 1, queridos míos, que había en Japón dos jovencitos cristianos. Desatóse la persecución. Uno de ellos dijo al otro: -Mira, voy a estudiar una manera, que también va a gustarte a ti, de cómo comportarme en esta persecución. -Estudia lo que quieras, respondió el otro, con tal de que ello nos apresure el día en que podamos dar nuestra sangre por la fe. Pero no era ése el pensamiento del primero, el cual estudió durante la noche la forma de engañar a los verdugos que debían ir a buscarle y así salvar el pellejo. Pensó para sí: <>. Llegaron los soldados y les dijo: -Renuncio a la fe cristiana. -Muy bien, respondieron: lo has pensado muy bien. Quedas libre. Puedes ir donde quieras. Apenas se alejaron los soldados, éste imprudente fue corriendo en busca de su compañero, con quien se encontró a tiempo de que era conducido al martirio: -íMira, escucha!, empezó a gritar detrás de él: Se le acercó y le contó cómo se había librado de las manos de los perseguidores. El mártir, al oír al compañero que le aconsejaba siguiese su ejemplo, lo rechazó con un grito y le dijo: -Apártate de mí, que eres un traidor, un consejero pésimo. Y después, volviéndose a los verdugos, exclamó: -Mirad: éste es un villano, despreciadlo: ha renunciado a la religión cristiana para conservar la vida del cuerpo. íVete lejos de mí, eres un traidor! íYo no renunciaré jamás a la santa religión de Jesucristo! Aprendamos también nosotros a ser fuertes como lo fue aquel buen compañero, 1 Bartoli: Daniel Bartoli ( 1608-85), jesuita italiano, autor de distintas obras sobre Asia, las misiones en Japón e Historia de la Compañía de Jesús. (N. del T.) (**Es8.789**))
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