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((**Es8.649**) o religioso es una grave equivocación en materia teológica, que al menos no deja de ofender los piadosos oídos de los fieles. El hecho de que se trata es verdaderamente histórico y se demuestra con éxito, con argumentos de crítica; pero tiene además una íntima relación con lo que es estrictamente religioso y ((**It8.764**)) dogmático, y es el supuesto o fundamento histórico de una verdad dogmática y religiosa, que es el Primado de los Pontífices Romanos. Por esto la venida de san Pedro a Roma es un punto, una verdad, no menos defendida por los críticos que propugnada por los católicos de todos los tiempos, y negada solamente por algunos críticos, los cuales se persuadieron de llegar de este modo a tirar por tierra el primado de los Romanos Pontífices. Lo que hay que retener sobre el nexo entre el dogma del primado de los Romanos Pontífices y el hecho histórico de la venida de san Pedro a Roma lo demuestra claramente el docto Pedro Ballerini en su obra De vi et ratione primatus (Fuerza y razón del Primado) en la página 3: Si enim -dice- stet Romae Petrum fuisse et in Romana Sede decedentem succesoribus suis primatum bono Ecclesiae necessarium reliquisse, statim sequitur quod et Catholici cum tota Ecclesia tamquam dogma certissimum tenent Romanos Pontifices eidem Petro in ipsius primatu succedere... (Si consta que Pedro estuvo en Roma y muriendo en la Sede Romana transmitió a sus sucesores el primado, necesario para el bien de la Iglesia, se sigue inmediatamente lo que los católicos con la Iglesia entera profesan como dogma certísimo que los Romanos Pontífices suceden al mismo Pedro en su primado...). Empero nuestro autor, con ideas muy confusas y con lenguaje inexacto, prosigue en el citado lugar: <>. En este pasaje habla como si solamente se debiese tener como verdad de fe el Primado conferido a san Pedro, mientras es también verdad de fe que el Primado de san Pedro persevera en los Romanos Pontífices y que no es extraño a este dogma el que san Pedro viniera a Roma y estableciera su sede aquí, para hacer comprender que en los Romanos Pontífices debía transmitirse el Primado sobre toda la Iglesia. De las indicadas observaciones parece deducirse que hay fundadas razones para que sobre dicho libro haya que decretar <> (sea proscrito hasta que se corrija). En cuyo caso se podría aconsejar al escritor que enmendara o, mejor, volviera a rehacer totalmente su pequeño trabajo. Por lo demás, este mi parecer se somete plenamente al sapiente y autorizado juicio de esa Sagrada Congregación. 21 de marzo de 1867 Can. PIO DELICATI, Consultor. Su Eminencia el cardenal Luis Altieri, obispo de Albano, era el Prefecto de la Sagrada Congregación del Indice; pero presidía la sesión S. E. el cardenal Antonio María Panebianco, de la Orden de los Menores Conventuales, Prefecto de la Sagrada Congregación de las Indulgencias y las Sagradas Reliquias. La Sagrada Congregación examinó el dictamen y no lo aprobó en su conclusión final, sino que se limitó a darlo a conocer al Venerable (**Es8.649**))
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