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((**Es8.576**) ante Dios y moverlo a verter copiosas bendiciones, son miles y miles las voces que, desde los tres Oratorios de Turín y desde las casas de Mirabello y de Lanzo, se elevarán hasta el trono de las misericordias celestiales; miles y miles los corazones que implorarán que desciendan centuplicados sobre V. E. y su augusta y benemérita familia los favores con que ustedes nos obsequiaban en la persona de nuestro don Bosco. Dígnese, por tanto, excelentísimo señor Conde, perdonar si unas pobres manos ofrecen pobres dones. Humildemente le mandamos este sencillo testimonio, como prueba de nuestro más profundo agradecimiento y afecto. Rogamos encarecidamente al Señor supla nuestra pobreza favoreciéndole con las más copiosas bendiciones en la tierra y consolándole un hermoso día abriendo, para usted y su benemérita familia, las más suaves dulzuras del Paraíso. Renovándole los más íntimos sentimientos de respeto y de nuestra más sincera gratitud, nos profesamos De V.E. Turín, 15 de febrero de 1867 En nombre de los diez sacerdotes del Oratorio de San Francisco de Sales, Angel Savio. Por los cuarenta clérigos, Segundo Merlone, Por los cincuenta alumnos de retórica, Juan Bautista Bruna. ((**It8.678**)) Por los cincuenta de humanidades, César Cagliero. Por los ochenta del tercer curso, Miguel Vota. Por los noventa del segundo curso, Carlos Montiglio. Por los ciento ochenta del primero, Domingo Battagliotti. Por los doscientos aprendices, José Franchino. Por los treinta empleados, Miguel Bertinetti. Por los muchachos externos del Oratorio de San Francisco de Sales, José Villa. Por los muchachos del Oratorio de San Luis, José Formica. Por los muchachos del Oratorio de San José, Juan Occelletti. Por los muchachos del Seminario Menor de Mirabello, el Director don Juan Bonetti. Por los muchachos del Colegio de Lanzo, el Director don Juan Bautista Lemoyne. Esta carta llegó al palacio situado junto a San Pedro ad Vincula el día 16 la tarde, mientras don Bosco (decía Francesia en su respuesta) volvía de su visita al cardenal Angel Quaglia, a quien había ido para interesarle en favor de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, y para oír sus consejos, respecto a la consecución de ciertos privilegios y la aprobación canónica. He aquí la carta de don J. B. Francesia: Querido caballero Oreglia: He recibido la carta de los muchachos y espero presentarla el próximo domingo, con el deseo de poder tener para entonces los libros, que usted ya habrá hecho encuadernar... (**Es8.576**))
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