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((**Es8.346**) muchas cartas que conservamos en el archivo. La primera es de la marquesa Nerli: J. M. J. Florencia, 15 de junio de 1866 Reverendísimo don Bosco: Como ya le anunciaba en otra carta, mi único hijo ha partido voluntario al ejército y formará en el batallón de Guías del Ejército Regular, persuadido de que es su deber prestar este servicio al País. Su decisión ha caído sobre mi cabeza como un rayo, porque, si bien de un mes a esta parte mostraba este gran deseo, yo no le creía capaz de darme tan grandísimo disgusto, pues ha llegado a esta edad y jamás había emprendido la menor cosa sin consentimiento de su madre. íQué tiempos más desgraciados los nuestros! Le será a usted más fácil comprender mi estado de ánimo que a mí demostrarlo. íEstoy herida en la parte más sensible y, si Dios en su infinita misericordia no me hubiese socorrido con su gracia, habría perdido la razón! íEn cuántas cosas ((**It8.403**)) pienso; pero la primera es en el alma de mi hijo, porque antes que nada, me siento ligada a ella, que es eterna! Usted recordará cuánto le recomendé a mi hijo y las hermosas promesas que me hizo. Ahora es, verdaderamente, el tiempo de cumplirlas y cuento con sus oraciones y las de sus muchachos. En medio de tanta amargura me consuela el pensamiento de que para Dios no hay imposibles, que de un gran mal puede sacar un gran bien y presiento en el fondo de mi corazón que Mario, lejos de la familia, donde era idolatrado, sentirá la necesidad de ser más devoto, y pensará más en su alma, a la vista de los grandes peligros a que se halla expuesto. Ahora está en Milán, pero parece que mañana debe partir hacia el depósito de movilización de Caserta, lejos del fuego de momento, pero siempre en medio de peligros de toda clase, si María Santísima, no me lo salva. Oiga, prometo desde ahora a esta gran Madre que, si me lo protege de tantos peligros corporales y me lo devuelve a casa todavía mejor y más devoto de lo que era, haré un donativo para la nueva iglesia de Turín dedicada a María Auxiliadora, que se está construyendo bajo su dirección. Usted me guiará en la elección, ya que no sé lo que será de mayor utilidad, porque deseo sea algo que sirva. Espero poder satisfacer, a su debido tiempo, esta promesa. Me encomiende mucho a Dios, para que también aproveche esta aflicción para bien de mi alma. La señora Uguccioni quiere se la recuerde. Bendígame diariamente junto con mi hijo y familia y créame. Su segura servidora ENRIQUETA NERLI La otra carta está dirigida al caballero Oreglia. Florencia, 11 de julio de 1866 Amabilísimo Señor: Habría deseado responder con más presteza a su muy apreciada carta del 26 de junio y decirle que estaba muy contenta de saber que mi hermana y mi cuñado habían (**Es8.346**))
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