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((**Es8.345**) y hablar de ellas a su vuelta. Si bien yo desearía que fuese pronto, acabe, sin embargo, todo lo suyo; día más, día menos procuraremos arreglárnoslas. El jueves 21 estaré en Mirabello: >>quién sabe, si a lo mejor pasa usted por allí a su vuelta y hacemos así juntos el viaje a Turín? Hacemos la novena de Nuestra Señora de la Consolación; todos los días celebro la santa misa y se ofrecen algunas comuniones por la familia Villarios y Vitelleschi, que tantas atenciones le dispensan y trabajan con tanto celo por esta nuestra Casa. Dios le bendiga y le conceda un buen viaje, y me crea siempre en el Señor. Turín, 15 de junio de 1866 Su afectísimo amigo JUAN BOSCO, Pbro. P.S.-La cúpula de la iglesia sigue elevándose y no espera más que dinero. Por varios motivos deseaba el Siervo de Dios el regreso del Caballero Oreglia. Tenía éste mucha influencia sobre dos salesianos jóvenes, ampliamente beneficiados en todo, los cuales, dominados por la soberbia y la manía de libertad, ocasionaban en aquellos días graves disgustos. Don Bosco esperaba que se rendirían y calmarían con las palabras del Caballero. Las cosas habían llegado a tal punto que el Siervo de Dios tenía que soportarlos en paz, por miedo a que dieran un mal paso. Tenemos indicios de estas sus penas por una carta a la condesa Callori, que conocía a aquellos dos individuos. ((**It8.402**)) Benemérita señora Condesa: El 21 del corriente mes, si el Señor me lo permite, pienso hacer una parada en Casale, a la ida o a la vuelta; entonces tendré la satisfacción de entretenerme un poco con usted hablando de algunos de mis viajes, bastante más lejos. C... y L... parecen locos. Desprestigian y amenazan publicar cosas contra don Bosco; y al día siguiente de sus amenazas apareció un artículo contra nuestra Casa en el Conte di Cavour. Algunos se lo atribuyen a ellos. Compadezco la miseria humana y cada día me convenzo más de que hay que trabajar por la gloria de Dios y no por la benevolencia de los hombres. Me encomiendo de modo especial a sus devotas oraciones. Que Dios les bendiga a usted, a su señor marido y a toda la familia, mientras con sentida gratitud tengo el honor de profesarme. De V. S. Benemérita Su seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. Por aquellos días eran muchas las madres, preocupadas por la suerte de sus hijos, que acudían al Venerable, para que las encomendase a la protección de María Auxiliadora. Elegimos dos de entre las (**Es8.345**))
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