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((**Es8.344**) ((**It8.400**)) El horizonte político se había cubierto mientras tanto de negros nubarrones. Prusia había perfeccionado su formidable armamento, y los pequeños estados de la confederación del norte, ya sometidos, debían suministrar todo lo necesario para el transporte militar más cincuenta y siete mil soldados. El 4 de junio invadían sus tropas el Holstein y obligaban a la pequeña guarnición austríaca a retirarse. El 13 daba Austria pasaporte al embajador prusiano en Viena y reclamaba al suyo en Berlín; el 14 pedía la cooperación del ejército federal, compuesto por ciento cincuenta y siete mil hombres; y la Dieta admitía la proposición austríaca con el voto favorable de nueve estados, el negativo de cinco y la abstención de uno. Pero el 16 de junio, con fulminante rapidez, cincuenta mil prusianos invadían Hannover, Sajonia y Hesse y, aunque con grandes pérdidas, obligaban al rey de Hannover a capitular; el rey de Sajonia huía a Bohemia; y hacían prisionero al príncipe de Hesse. Esto sucedía del 16 al 20 de junio. El 19 publicaba el rey Guillermo de Prusia su bando de guerra contra Austria. También en Italia se habían tomado rapidísimamente todas las disposiciones necesarias para poner en pie de guerra el ejército y la flota, pero continuaba todavía, aunque reducido, el servicio ferroviario para viajeros. Don Bosco aseguraba de ello al Caballero, que le había anunciado su próxima llegada a Turín; al mismo tiempo le hacía varios encargos y le daba importantes noticias. Muy querido Caballero Oreglia: Venga tranquilo porque no hay impedimento de ninguna clase para los viajeros; así me lo aseguró el Gobernador de esta Provincia. Antes de partir tome nota del nombre, apellido y domicilio de las personas con las que será conveniente mantener relación. Compre, entre otras cosas, media docena de crucifijos algo vistosos, que puedan llevarse al cuello por señoras que los piden. Bisio y Peirano el mayor partieron con la guardia movilizada, ((**It8.401**)) Gallo con la reserva del 1842. Así es que nos encontramos faltos de varias personas importantes. Bendito sea Dios en todo. Antes de partir, salude de mi parte a quienes crea conveniente y déles seguridad de nuestra gratitud y de nuestras oraciones a Dios y a María Auxiliadora, para que les colmen de sus tesoros en vida y les hagan felices en la eternidad. A muchos todavía no les he escrito una carta, pero lo haré después de su vuelta. Si pudiese hacer un viaje a Roma no lo diferiría, pero hay mucho en qué pensar, sobre todo en estos momentos en que la Casa necesita mucha asistencia. Tengo una serie de hechos y de cosas para escribirle, pero hay que tener paciencia (**Es8.344**))
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