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((**Es8.230**) La noble señora fue para don Bosco la mano de la divina Providencia. Por la noche le envió el dinero y don Bosco se quedó. La noticia de este hecho corrió por la ciudad y se hizo eco de ella la prensa. El corresponsal de Armonía (véase el número del 20 de diciembre de 1865) narraba a su manera la cosa: <>A falta de otras noticias (ya que toda la actual política de la jornada se reduce a reuniones de diputados y transacciones ministeriales), os doy ésta y que Armonía se aproveche de ella si le sirve>>. Escribe don Juan Garino: <((**It8.262**)) en carta fechada el 13 de abril de 1888, con la copia de una relación de dicha Condesa. Después de la narración del rosal florido, en el mes de diciembre del 1862 ó 1863, en una noche de invierno ante una ventana de la habitación donde se había hospedado el Siervo de Dios, en el Castillo de Sommariva del Bosco, se lee: "También en Florencia, en casa de mi abuela la condesa de Boutourlin, don Bosco hizo levantarse a una señora que hacía cerca de veinticinco años se hallaba postrada en cama con una mielitis y y tenía una pierna encogida. El le ordenó pasearse por la casa, comer, etc. y ella hizo todo lo que le mandó, sin la menor fatiga. Preguntóle después don Bosco si quería curar (prometiéndole la curación), o si prefería recaer. Ella lo pensó un momento y luego respondió que creía ser voluntad de Dios la de continuar sufriendo; e inmediamente se vio obligada a volver al lecho, de donde no se levantó ya, y murió después de treinta y dos años de cama, sufriendo dolores atroces debidos a una caries ósea. Esta santa mujer fue la señora Carolina Sorelli">>. Y sigue don Juan Garino: (**Es8.230**))
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