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((**Es8.108**) Esta santa pasión le sugería los pensamientos que continuamente exponía a la Comunidad. La Crónica nos recuerda cuatro de ellos de fines de abril y primeros de mayo: 29 de abril Imaginaos una gallina, que una tarde no quiso abrigarse en el gallinero. Inútilmente se esforzó el ama para que entrara; la gallina correteó por el corral, hasta que aquélla, cansada de perseguirla, cerró el gallinero y se metió en casa. La gallina empezó a pasearse de aquí para allá, picoteaba por tierra algún granito y estaba contenta con su libertad. Llegó la noche, vio una escalera apoyada contra la paja, y, saltando de peldaño en peldaño, subió hasta arriba, buscó un lugar cómodo y se acurrucó en él para dormir. Pero he aquí que un rumor la despierta. Es de noche: nadie vigila en la casa; los perros a lo lejos ladran por las viñas guardando la cosecha. Una zorra ha subido hasta allí y, al ver a la gallina, avanza hacia ella para devorarla. La gallina asustada alza el vuelo; la zorra da un salto para atraparla, pero cae a la era, mientras la gallina logra volar hasta las ramas de un árbol vecino. La zorra no pierde de vista a su presa y, agachada en tierra, la observa con el hocico en alto. La gallina, después de una larga hora, levanta otra vez el vuelo y llega hasta la tapia que cerca la era. Y la zorra al pie de la tapia. La tapia es más baja que la rama del árbol, la zorra ronda arriba y abajo; ve una tabla apoyada contra la tapia y, gateando sobre ella, sube a lo alto hacia la gallina, la cual no tiene más remedio que echar a volar otra vez hacia un árbol fuera de la cerca; pero queda sobre una rama más baja que el punto de partida. Notad que la gallina, por el peso de su cuerpo difícilmente puede volar hacia arriba, así que si el espacio a salvar es largo, a cada vuelo pierde altura. La zorra desciende, sale por un agujero por donde escurren las aguas, y de nuevo empieza a dar vueltas alrededor del árbol y se dispone a subir por el ((**It8.114**)) tronco. La gallina teme verse alcanzada y vuela hasta otro árbol próximo. La zorra la sigue. La altura no es mucha y la gallina, ciega de miedo, busca la huida y queda sobre un seto vivo. La zorra se mete entre las ramas y entonces la gallina, da un último vuelo, pero no tiene delante donde refugiarse. Vuela, y a cada instante está más cerca del suelo. La zorra corre tras ella con los ojos encendidos y la gallina termina por caer entre sus patas, lanza un grito y no queda de ella más que un puñado de plumas sanguinolentas. Amigos míos, la zorra es el demonio; la gallina representa a ciertos muchachos que son buenos, sí, pero confían en sus fuerzas; no quieren saber de reglamentos, como la gallina que no quiso dejarse encerrar en el gallinero. Estos, inexpertos, no hacen caso de los avisos, porque cuentan con las alas, la buena voluntad y también la oración. Pero no piensan que la naturaleza enferma tiende hacia abajo. Algunos son golosos, además gandules y, además... además... el Señor lo sabe. Otros dicen: ->>Por qué se nos prohíben ciertas amistades? No hacemos ningún mal. Poco a poco se empieza por no cumplir el reglamento, después se busca huir de los superiores y luego vienen ciertas cartitas, ciertos pensamientos, ciertas familiaridades, ciertas amistades particulares, ciertas sensiblerías. Se cae, se va cayendo, no bastan las alas, y... la zorra, que está abajo, corre y termina por engullirse la gallina en sus fauces. Buenas noches. (**Es8.108**))
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