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((**Es7.215**) de nada sirve a los benévolos, ni convierte a los mal dispuestos; en cambio, una franqueza ilimitada engendra crédito y confianza. Por tanto, nosotros, al exponer nuestra manera de pensar, diremos además, que don Bosco dió al sueño las explicaciones más adecuadas para las inteligencias de los jóvenes, dejando entrever otras de no menor importancia. No las presentó con toda claridad, porque no creyó llegado el momento oportuno para hacerlo. En efecto: vemos que en lo sueños habla no solamente del presente, sino también del porvenir lejano, como sucede en el de la Rueda y en otros que iremos exponiendo. Las carnes podridas del monstruo no podrían significar el escándalo que hace perder la fe; la lectura de los libros inmorales, irreligiosos? Qué indican la desobediencia al Superior, la caída al suelo, la hinchazón, la dureza de los miembros, sino la culpa, la soberbia, la obstinación en el mal, la malicia? El veneno es el mismo con que ha contaminado aquella comida maldita el dragón descrito por Job en el capítulo XLI, que aseguran los Santos Padres ser figura de Lucifer. El versículo 15 de dicho capítulo, dice así: Su corazón es duro como roca. Y así se trueca el corazón de los miserables envenenados en rebelde y obstinado en el mal. -Y cuál será el remedio contra tal dureza? Don Bosco emplea un símbolo un tanto oscuro, pero que señala un remedio sobrenatural. A nosotros se nos ocurre esta explicación: es necesario ((**It7.245**)) que la gracia preveniente, obtenida mediante la oración y con los sacrificios de los buenos, encienda los corazones endurecidos y los haga maleables; se necesita que los dos sacramentos, es decir, el martillo de la humildad que golpea y el yunque de la eucaristía sobre el que recibe una forma constante y artística, para ser después enfriado, ejerzan su eficacia divina y concurran a realizar la obra de templar un corazón llagado y dócil a la par. Será entonces cuando éste, rodeado de un nimbo de espléndidos rayos de luz, vuelva a ser lo que fuera en otro tiempo. Así expresada nuestra idea, volvemos a las crónicas. Con la protección de María Santísima, don Bosco estaba seguro de recibir y vencer los ataques del enemigo infernal y, en consecuencia, preparaba a sus alumnos para la fiesta de la Natividad de la Madre de Dios. El 29 de agosto dió la primera florecilla y otras cinco en las noches sucesivas. Bonetti las escribió. 1.¦ Hagamos todos un esfuerzo para pasar esta novena sin cometer pecado alguno, ni morral ni venial, (**Es7.215**))
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