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((**Es6.657**) -Aquí, nos dijo el mismo intérprete, está el fuego de la caridad de Dios y de los santos; las llamas del amor y del deseo, por las que deben pasar los que no lo hicieron por la sangre y el agua. Este es también el fuego con que fueron atormentados y consumidos por los tiranos los cuerpos de tantos mártires. Muchos son los que tuvieron que pasar por aquí para llegar a la cumbre de la montaña. Estas llamas servirán también de suplicio a los enemigos de la Iglesia. Por tercera vez veíamos triturados a los enemigos del Señor en el campo de sus derrotas. Nos apresuramos, pues, a seguir adelante y del lado de allá de este lago vimos otro a manera de amplísimo anfiteatro que ofrecía un aspecto aún más horrible. Estaba lleno de bestias feroces, de lobos, osos, tigres, leones, panteras, serpientes, perros, gatos y otros muchísimos monstruos que estaban con sus fauces abiertas prestos a devorar a quien se acercase. Vimos mucha gente caminando sobre sus cabezas. Algunos jóvenes ((**It6.870**)) comenzaron a correr sobre ellos, pasando sin temor sobre las cabezas de aquellas alimañas sin sufrir el menor daño. Yo quise llamarlos, y les gritaba con todas mis fuerzas. -íNo! íPor caridad! íDeteneos! íNo prosigáis! No veis cómo esos animales están dispuestos a destrozaros y devoraros después? Pero mi voz no fue escuchada y continuaron caminando sobre los dientes y sobre las cabezas de aquellos animales, como sobre la más segura de las sendas. El intérprete de siempre me dijo entonces: -Estos animales son los demonios, los peligros y los lazos del mundo. Los que pasan impunemente sobre las cabezas de las alimañas son las almas justas, los inocentes. No recuerdas que está escrito? Super aspidem et basiliscum ambulabunt et conculcabunt leonem et draconem? (Caminarán sobre el áspid y el basilisco y pisotearán al león y al dragón?). A estas almas se refería el profeta David. Y en el Evangelio se lee: Ecce dedi vobis potestatem calcandi supra serpentes et scorpiones et super omnem virtutem inimici: et nihil vobis nocebit. (He aquí que os he dado poder para caminar sobre serpientes y escorpiones y sobre los más esforzados enemigos, y no os harán el menor daño). Entonces nos preguntamos: -Cómo haremos para pasar al lado de allá? Tendremos que caminar también nosotros sobre esas horribles cabezas? -íSí, sí, vamos! -me dijo uno. -íOh! Yo no me siento con valor para hacerlo -respondí-, sería una presunción el suponerse tan justo como para poder pasar ileso sobre las cabezas de esos monstruos feroces. Id vosotros, si queréis; yo no voy. Y los muchachos volvieron a exclamar: -íAh, si usted no se atreve, mucho menos nosotros! Nos alejamos del lago de las bestias y a poco contemplamos una extensa zona de terreno, ocupada por una gran muchedumbre. Parecía o era realidad que a algunos les faltaban las narices, a otros las orejas, algunos tenían la cabeza cortada; quienes estaban sin brazos; éstos sin piernas, aquéllos sin manos o sin pies. Unos no tenían lengua y a otros les habían sacado los ojos. Los jóvenes estaban maravillados de ver a toda aquella pobre gente tan mal parada, cuando UNO nos dijo: -Estos son los amigos de Dios; los que por salvarse mortificaron sus sentidos: el oído, la vista, la lengua, haciendo además muchas obras buenas. Gran número de ellos perdieron las partes del cuerpo de que se ven privados, por las grandes obras de penitencia a que se entregaron o por el trabajo a que se dieron en aras de amor a (**Es6.657**))
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