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((**Es6.545**) proyectos, muy buenos por sí mismos, y procuremos tan sólo excitar la devoción a la Virgen. Añado un aviso de poca importancia. ((**It6.722**)) Cuando alguien recibe una advertencia de los Superiores por algún defecto o falta, no la considere como disminución de aprecio por parte de los mismos. Ni es así, ni puede serlo. Todos pueden fallar, pero la advertencia procede de un amigo que ama sinceramente; y quien ama, aprecia. Asimismo, no deduzcamos de la mirada del Superior, si gozamos o no de su favor. A veces, por parecernos que el Superior no nos ha sonreído como solía, o que no nos ha dirigido la palabra, o saludado, nos entristecemos, e indagamos el motivo. Esto puede suceder por otra razón muy distinta de la de no estar satisfecho de vuestra conducta. Puede ser una inadvertencia, una preocupación de la mente, que distrae al Superior y que le impide fijarse en vosotros. Pero nunca, porque tenga algo contra vosotros. Cuando no se os hace ninguna amonestación es señal de que no hay nada a vuestro cargo. Cuando hay que hacer un reproche, no acostumbramos aguardar a que se repita la falta para que la corrección tenga más fuerza. No; cuando hay algo que decir, se dice en seguida. De hoy en adelante deseo que estas conferencias coincidan con los días en que cae alguna festividad de la Virgen. Entretanto os anuncio que el padre Durando, sacerdote de la Misión, ha sido elegido para examinar nuestras reglas y recabar su aprobación del Arzobispo. Del encargo confiado al padre Durando y llegado a conocimiento de don Bosco por confidencias de amigos, le hablaba también monseñor Fransoni en respuesta a una carta suya. Ginebra, 12 de septiembre 1860 Queridísimo don Bosco: Su carta, fechada a 7 de julio, creo que fue escrita el 7 de agosto; pero, aunque fuera así, me ha llegado con mucho retraso, ya que la recibí ayer desde Lyon, a donde debe de haber llegado poco antes, pues la semana anterior me enviaron otras. Siento, debido a mi ausencia, no haber podido ver a la señora Losanna, a la que creo conocer, y no he tenido oportunidad de saber cuáles son las ((**It6.723**)) nuevas facultades que desea, como ampliación del Rescripto Pontificio, para el Oratorio privado. Con respecto al Reglamento, aguardo respuesta de Turín, pues, como creo haberle escrito, he mandado examinarlo a eclesiásticos entendidos en materia de comunidades; yo me he limitado a una ligera advertencia. Pero, si usted tuviese algo que objetar acerca de las variaciones que se hicieran, me las puede proponer libremente. Me alegro de que los Oratorios sigan bien y espero que el Señor no permitirá lo que usted teme, aun cuando, por desgracia, tenga fundamento para ello. Le ruego me salude a los tres eclesiásticos, que me menciona, y créame, como de todo corazón tengo el gusto de profesarme una vez más, Su seguro y afectísimo servidor LUIS, Arzob. de Turín (**Es6.545**))
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