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((**Es6.264**) pocos que se quedaban en el Oratorio como colaboradores necesarios para continuar la gran obra, y que tanto dinero y tantos trabajos habían costado a don Bosco. Trataban de halagarlos para que abandonaran a su bienhechor con promesas de pensiones en el Seminario, de beneficios lucrativos, de carreras honrosas. Para estos enredos, hasta se aliaban con los padres de los clérigos, y no pocas veces triunfaron en su intento. Fueron grandes las amarguras que don Bosco experimentó con tal motivo, y si el Oratorio no se vino abajo fue por obra de la Santísima Virgen. Aquel mismo año de 1859 surgió una nueva dificultad con motivo del servicio que el Oratorio prestaba en las funciones de la Catedral. El canónigo Vogliotti, rector del Seminario y provicario, mandó llamar a don Bosco y le pidió que se continuase aquella prestación a los canónigos. Don Bosco aguardó unos días para reflexionar, y después le escribió en los siguientes términos: ((**It6.344**)) Benemérito Señor Rector: He pensado y reflexionado sobre cómo poder dejar libres a algunos clérigos para el servicio religioso, según usted me habló; pero resulta que la hora en que deberían ausentarse coincide precisamente con la de las funciones en los Oratorios, donde todos ellos están repartidos y empleados. La falta de ayuda de otros sacerdotes y de otros clérigos es causa de que los míos estén ocupados de la mañana a la noche atendiendo a la catequesis, a la escuela festiva, a la asistencia de los muchachos en la iglesia y fuera de ella, lo mismo en esta casa que en las iglesias de Vanchiglia y Puerta Nueva. Me he quedado solamente con los clérigos estrictamente necesarios. Pero, si se celebran solemnidades para las que sean necesarios más clérigos, con gusto me las arreglaré como pueda para que estén libres los que le hagan falta. El canónigo Anglesio tiene un buen número de clérigos que no tienen el fárrago de cosas que nosotros tenemos. Le parece bien acudir a él? Piénselo un poco. El señor T. Gaude habló con el clérigo Molino para ayudar al clero de San Felipe; pero aquí tenemos ceremonias, servicio, etc., y lo que más pesa, es que le necesito. Por lo que le ruego tenga a bien dispensarlo. Le envío el certificado de buena conducta de nuestros clérigos durante las vacaciones; y me encomiendo para la revisión de San Cornelio 1, mientras con la mayor gratitud me profeso. De V. S. Benemérita. Turín, 12 de noviembre de 1859 Su seguro servidor JUAN BOSCO Pbro. 1 Se refiere don Bosco a su obrita de <> con el título de Vida del papa san Cornelio. Quiere decirle que se dé prisa en darle una ojeada; pues, antes de imprimir una obra, solía pasarla a otra persona, para que se la leyera. (N. del T.) (**Es6.264**))
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