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((**Es6.24**) por la Iglesia, jamás debemos obedecer. En tal caso debemos dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios; y nunca, por obedecer al Gobierno, desobedecer a Dios, haciendo algo contra su ley o contra la Iglesia, que es la esposa de Jesús y hace en la tierra las veces de Dios. Existe, además, la obediencia doméstica: se refiere ésta al padre y a la madre, a los amos, a los superiores, etc. Así, pues, un hijo debe obedecer a sus padres, que son los primeros después de Dios; un criado, un dependiente debe obedecer a su jefe, que hace las veces del padre y de la madre; y así cada uno debe obedecer a sus superiores, que tienen el deber de vigilar sobre él. Pero en todo lo que atañe a la obligación de obedecer, debemos someternos solamente a lo que no sea contrario a la Ley de Dios o de la Iglesia. Si alguna vez un padre o una madre o un jefe os mandare algo malo, entonces no estáis obligados a obedecer, al contrario, pecáis también vosotros si los obedecéis. íAy de aquel padre, de aquella madre que, inducidos por el demonio, movieran a sus hijos a hacer el mal! íAy también de aquel hijo, que sabiendo que le mandan algo malo, sin embargo, obedece! En cuanto a la obediencia religiosa, no hace al caso hablar de ella, pues no sois trapenses ni franciscanos. Al tratar de la obediencia, hay que considerar el objeto y el sujeto. No os asustéis por estas palabras campanudas: objeto y sujeto. Si no las entendéis, os las explicaré. Se llama objeto de la obediencia, la materia de la misma, es decir, lo que se os manda hacer. Y siempre que nos mandan algo malo, aun cuando lo mandara un ángel venido del cielo, no debemos obedecer. Hace algunos días dijo un jefe a uno de sus dependientes: ->>No sabes cómo hacerte con dinero? Si quieres, te lo enseñaré. Yo te debo entregar ocho ((**It6.15**)) perras 1 al día, >>no es verdad? Pues bien, te daré sólo seis, las otras dos te las daré para ti. Cuando don Bosco te las pida tú le dirás: el amo me ha dado sólo seis. -Ahora bien, decidme; >>podría en este caso obedecer aquel muchacho? No, porque es algo ilícito. Efectivamente, aquel buen chico no obedeció, con lo que dio una buena lección y un buen ejemplo a aquel jefe desaprensivo. Por sujeto de la obediencia se entiende el que manda. En este caso el que manda tiene que ser superior al que obedece, y todas las veces que el que manda es un superior, estamos obligados a obedecer. Pero, me preguntaréis: >>es una gran virtud la obediencia? íSí! La virtud de la obediencia abraza y comprende a todas las demás virtudes, como dice san Gregorio Magno: Est virtus quae omnes virtutes inserit, insertasque custodit. Las guarda de modo que ya no se pierdan. La virtud de la obediencia es el acto más agradable que podemos hacer a Dios. De todos los dones que nos hizo Dios, el más grande es la libertad, a saber el habernos creado libres. Pues bien, cuando obedecemos hacemos el sacrificio de esta libre voluntad. sujetándola al querer de otro; pero la voluntad es la cosa más preciosa que tiene el hombre; por lo tanto éste es el sacrificio más agradable que podemos ofrecer a Dios. Mas para que esta obediencia sea grata a Dios, debe ser voluntaria. No puede agradar a Dios la obediencia de quien obedece de mala gana, por miedo a ser castigado por los superiores, pues a Dios no gusta lo que se hace a la fuerza. El es Dios de amor y quiere que todo se haga por amor. Por tanto, 1 Perra chica. - Va cayendo en desuso: era una moneda de cobre que valía cinco céntimos de peseta. (N. del T.)(**Es6.24**))
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