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((**Es6.211**)sospechos as, gozaba con ello enormemente. Y Tomatis secundaba con creces sus deseos, de la mañana a la noche y de la noche a la mañana, logrando que las risas de los muchachos y sus aplausos subieran hasta las nubes. Pero la verdad sea dicha, no solamente el humorismo de Tomatis excitaba la hilaridad. Sucedían tantos hechos amenos, que parecían preparados de intento para aumentar el buen humor. Sería demasiado prolijo contarlos todos; baste uno sólo. Iba cierto viejito -íQué bonita música!, exclamó el viejo, manifestando con gestos su gran alegría, íqué música más bonita! Llegaron entretanto los músicos y el borrico, que oyó las notas fragorosas de un trombón, dio unas coces, amusgó las orejas, rebuznó, salió disparado y las manzanas rodaron por el suelo. El amo, corriendo tras él, se volvió a los muchachos y gritó rabioso: -íAl demonio con la música! Cuando se acercaban a un pueblo, callaban todos, formaban filas y, precedidos por la banda de música, entraban solemnemente. A menudo salían el párroco y el alcalde a su encuentro y recibían a don Bosco y a la comitiva con los mayores agasajos. <>Era su costumbre ir directamente a la iglesia parroquial para adorar a Jesús Sacramentado; ((**It6.271**)) y en seguida se llenaba ésta de gente. Don Bosco subía al púlpito y saludaba a todos con una plática invitándoles a acercarse a los sacramentos. Se cantaba después el Tantum ergo con música instrumental y se daba la bendición.>> El párroco o algún noble señor del pueblo invitaba a don Bosco y a los clérigos a comer o a cenar, según la hora, en su casa. Servían (**Es6.211**))
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