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((**Es5.462**) a ejercer su ministerio en la Archidiócesis. Fue un docto y muy estimado maestro de moral para los sacerdotes que aspiraban a una parroquia. También él fue párroco, de Volpiano primeramente, y, después, de San Agustín en Turín, ((**It5.650**)) desempeñando un cargo de los más elevados en el clero. Pero siguió siempre muy unido a don Bosco, por cuyo medio el Señor lo había sacado de la nada. Don Bosco le correspondía con afecto paterno, no sólo porque veía en él el espléndido resultado de sus muchas fatigas y sacrificios, sino principalmente porque en él veneraba la dignidad sacerdotal. Y por el mismo motivo, igual que se comportó con Reviglio, lo hizo con muchísimos otros sacerdotes de diversas diócesis que se le acercaron y de los que se convirtió en benemérito por sus muchos actos de caridad en innumerables casos. Se comprometía en favor de este o de aquel sacerdote, que, hallándose en necesidad, recurrían a él y les prestaba su válido apoyo en todo género de apuros. Muchas veces se sometió a pesados trabajos para conseguirles protección y defensa ante el Gobierno, los Obispos y el Papa. En más de una ocasión logró encontrarles puestos convenientes a su grado, y hasta acudió en su ayuda con generosos auxilios pecuniarios. <>. Tenemos abundancia de hechos semejantes, mas por ahora basta lo ya dicho y lo que vamos a decir. Lo demás vendrá después. En la diócesis de Ivrea habían proliferado los ladrones, que despojaban iglesias y altares, sin perdonar los vasos sagrados que contenían las especies sacramentales. Rarísimas veces eran descubiertos. Por eso el Obispo denunciaba en una carta pastoral llena de dolor, el 3 de julio de 1857, siete robos o atentatos ((**It5.651**)) sacrílegos, cometidos en las iglesias de su diócesis; animaba a los fieles a reparar honorablemente el mal hecho; recomendaba a los párrocos que no dejasen en el sagrario vasos de oro o de plata, hasta les ordenaba que los vendieran y sustituyeran por otros de metal dorado o plateado; y ponía en entredicho 1 las iglesias donde hubieran robado las especies eucarísticas. 1 ENTREDICHO: es una censura eclesiástica, por la cual se prohíbe a ciertas personas o en determinados lugares, el uso de los divinos oficios, la administración y recepción de algunos sacramentos y la sepultura eclesiástica. (N. del T.) (**Es5.462**))
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