Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es5.294**) virtud de la pobreza conveniente a su condición. Alguno se le presentó con guantes, zapatos de charol con anchas hebillas, puños blancos como la nieve y gemelos de oro. El le miraba sonriente y, tras reiteradas advertencias, porque le dolía toda frivolidad en los sacerdotes, le parecía oportuno poner en ridículo aquel porte demasiado mundano y decía con primor: -Claro que sí, ganarás mucho ante tus feligreses... Porque esto aumenta tu autoridad... Y con estas bromas y otras lindezas los inducía a dejar todo aquello. Habiendo sabido de uno que tenía en casa demasiado lujo de muebles, alfombras y cortinajes, le hizo comprender que el sacerdote debe atender a los pobres y no a las propias comodidades. Así se pudo comprobar el gran triunfo de la instrucción y educación, eminentemente eclesiástica, que él impartía. Una de sus consecuencias fue que, si durante el cierre del Seminario en la diócesis de Turín y en las otras del Piamonte hubo todavía los sacerdotes indispensables para el ministerio parroquial, se debió en buena parte al mérito y a la caridad de don Bosco, que los preparaba. También lo fueron los centenares de jóvenes aspirantes al sacerdocio que año tras año tuvo junto a sí. Al abrirse de nuevo los seminarios, se vieron poblados por sus alumnos que, al presentarse a sus obispos, podían afirmar con toda razón: -Venimos a ofrecer ((**It5.408**)) nuestra labor para la salvación de las almas: nos envía don Bosco. Y los obispos los recibían con alegría y gratitud. El año 1865 había cuarenta y seis seminaristas en el seminario mayor de Turín: treinta y ocho habían cursado sus estudios de latín en Valdocco. En el 1873, de los ciento cincuenta, ciento veinte procedían del Oratorio, como comprobó don José Bertello. A éstos se fueron uniendo otros, año tras año, y ahora algunos son canónigos, seis son párrocos en Turín, más de cuarenta son párrocos por los alrededores, y eso sin contar los sacerdotes sin cura de almas y los misioneros idos al extranjero. El 1870 fue monseñor Cagliero a visitar el seminario de Casale, acompañado por monseñor Ferré: se encontró con que de los cuarenta seminaristas que allí había, treinta y ocho habían salido de la escuela de don Bosco; y las tres cuartas partes de los sacerdotes actuales en esta diócesis fueron alumnos en los colegios salesianos. En ellos se educaron las dos terceras partes de los párrocos de la diocésis de Asti, como se desprende de un cómputo exacto realizado (**Es5.294**))
<Anterior: 5. 293><Siguiente: 5. 295>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com