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((**Es5.170**) castigar; nosotros hablamos principalmente al corazón de la juventud, y nuestra palabra es la palabra de Dios. El Ministro tuvo que comprender que la Iglesia posee una fuerza misteriosa que no es de este mundo, y ((**It5.226**)) que las persecuciones de los hombres no quebrantarán jamás. Y dijo a don Bosco: -Ustedes pueden dominar el corazón de la juventud; nosotros no podemos; es un poder reservado a ustedes. Diríamos que, de este modo, pudo tocar con la mano la eficacia del sistema preventivo para la educación de los jóvenes, aun los más díscolos, como don Bosco le había demostrado el año anterior. Y recordó todo esto cuando no supo dónde colocar a un sobrino suyo, un poco calaverilla, para ver si cambiaba de rumbo. Al principio quiso internarlo en un correccional, pero luego pensó: -Seguramente don Bosco puede ganarse el corazón de este pobre muchacho. Y se lo llevó con el fin de que transformara sus sentimientos y opiniones. <> Da testimonio de esta inolvidable excursión Juan Bautista Piano, ahora cura párroco de la Gran Madre de Dios en Turín, el cual se lo oyó contar a varios compañeros suyos, muchos de los cuales todavía viven. Confirmó lo mismo, por estar bien enterado de ello, don Ascanio Savio, quien había salido de la casa de Valdocco algún año antes. El comendador José Boschi, senador y jefe de sección en el Ministerio del Interior, del que dependía La Generala, contaba a su sobrino carnal, el canónigo Anfossi, cuanto hemos expuesto acerca de la excursión al palacete de Stupinigi. Este señor favorecía cuanto podía la obra de don Bosco, a la que consideraba maravillosa, y en varias ocasiones le consiguió subsidios del Gobierno. Pero, además, es un suceso que consta también en el Boletín oficial de la ((**It5.229**)) Dirección General de Prisiones, año XVIII, 1888, fascículo 1-2, pág. 85. Para terminar, como quien pone el sello a estos testimonios, diremos que la predicación de los Ejercicios Espirituales de don Bosco produjo frutos grandes y duraderos. Cuando él ya no pudo ir a La Generala, siguió enviando a alguno de sus sacerdotes como confesor ordinario; y después, por invitación de la Autoridad y por su propio consejo, continuaron los Salesianos y continúan todavía 1 atendiendo 1 Así reza el texto original, editado en 1905. (N. del T.) (**Es5.170**))
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