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((**Es4.479**) trataditos de geografía, de física, de geometría y no de Lecturas Católicas. Don Bosco. ->>Y por qué no estas Lecturas? Pastor. -Porque los temas que en ellas trata, están muy sobados; han sido tratados ya muchas veces y por muchos. ((**It4.627**)) Don Bosco. -Es verdad; hubo muchos que trataron estas materias y escribieron gruesos volúmenes muy eruditos, para los doctos, y no para el pueblo sencillo, al que van dirigidos estos pequeños opúsculos de Lecturas Católicas. Pastor. -Pero este trabajo no le produce a usted ninguna ventaja; si, por el contrario, se dedicase a las obras que le proponemos, sacaría incluso una ganancia para el maravilloso Instituto que la Divina Providencia le ha confiado. Tome usted; aquí tiene una ofrenda (eran cuatro billetes de a mil liras). Y no será la última; porque le prometemos que tendrá otras y aún mayores. Don Bosco. ->>Y por qué motivo tanto dinero? Pastor. -Para empezar las obras propuestas, y para ayudar a su Institución, nunca bastante alabada. Don Bosco. -Perdónenme, señores, si les devuelvo su dinero. Por el momento no puedo dedicarme a otro trabajo científico, más que al de las Lecturas Católicas. Pastor. -Pero ése es un trabajo inútil. Don Bosco. -Y, si es un trabajo inútil, >>qué les importa a ustedes? Si es un trabajo inútil, >>por qué esta cantidad para impedirlo? Pastor. -Su señoría no calcula lo que hace; ocasiona con ello un grave daño a su Instituto y se expone personalmente a algunas consecuencias, a algunos peligros... Don Bosco. -Señores míos, entiendo lo que quieren indicar con estas palabras; pero les declaro sin ambages, que yo no temo nada por amor de la verdad. Me hice sacerdote para consagrarme al bien de la Iglesia Católica y la salvación de las almas, particularmente de la juventud. Por esto he empezado y quiero seguir la publicación de las Lecturas Católicas y promoverlas con todas mis fuerzas. ((**It4.628**)) -Hace usted mal, añadieron aquellas dos caras siniestras, con voz y aire alterados, y poniéndose en pie. Hace usted mal y nos ofende. >>Quién sabe lo que le puede a usted pasar? >>Si sale de casa, está seguro de volver a entrar en ella? Los dos desgraciados pronunciaron estas palabras con un tono amenazador tal, que los jóvenes que hacían guardia tras la puerta y habían oído todo aquel diálogo, temieron que le hicieran algún daño a don Bosco, y movieron el picaporte para dar a entender que había (**Es4.479**))
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