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((**Es4.478**) a confesar su propia ignorancia, tomó con mucha gravedad el libro y se puso a hojearlo de arriúa a abajo, simulando que buscaba el pasaje en cuestión. íPero qué! Fue el caso que tomó el libro al revés. Don Bosco, que se había dado cuenta de ello, le dejó hojearlo durante un buen rato, y después, acercándosele, le dijo: -Perdone, amigo, no encuentra la cita porque tiene el libro del revés: vuélvalo así. Y se lo puso en la mano al derecho. Es más fácil imaginarlo que decir cómo quedó el tal. Pusiéronse sus carrillos más rojos que un cangrejo cocido, arrojó el libro sobre la mesa y se acabó la discusión. También fue a visitarle Amadeo Bert, para ver si lograba que dejara de una vez de publicar aquellas lecturas, que tanto hacían rabiar a los protestantes, pero no lo logró. Con éstas y otras pruebas semejantes se dieron cuenta los protestantes de que en vano acariciaban la idea de hacerle desistir, por la persuasión, de las publicaciones contra su secta. Resolvieron, pues, recurrir a otro medio, que creían ((**It4.626**)) más eficaz; acudieron al soborno y a las amenazas. Erase un domingo del mes de agosto de 1853. A eso de las once de la mañana, se presentaron en el Oratorio dos señores pidiendo hablar con don Bosco. Aunque cansado, porque hacía poco había terminado de decir misa y predicar, les hizo pasar a su despacho, dispuesto a oírles. Barruntando algo malo por la pinta de los dos desconocidos, varios jóvenes internos, José Buzzetti entre ellos, montaron guardia a la puerta de don Bosco. Después de los primeros cumplidos, uno de los dos señores, que seguramente era un pastor valdense, empezó a hablar de esta manera: Pastor. -Usted, señor teólogo, tiene el gran don de hacerse entender y leer por el pueblo: por eso hemos venido a rogarle que emplee tan precioso talento en algo útil para la ciencia, las artes y el comercio. Don Bosco. -La verdad es, que de acuerdo con mis débiles fuerzas, he hecho hasta ahora lo que ustedes sugieren; he publicado un compendio de Historia Sagrada, otro de Historia Eclesiástica, un opúsculo sobre el sistema métrico decimal y algunas obritas más que, dado el éxito que han tenido, me hacen pensar que de algo sirvieron. Ahora pienso y trabajo en las Lecturas Católicas, a las que quiero dedicarme con toda el alma, pues las creo muy interesantes para la juventud y para el pueblo. Pastor. -Mejor sería que se dedicase a componer algún libro para las escuelas, como por ejemplo, una obra de historia antigua, (**Es4.478**))
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