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((**Es3.381**)((**It3.490**)) CAPITULO XLV UNA CAUSA DEL PRESTIGIO DE DON BOSCO ANTE SUS MUCHACHOS - LA VISTA PERDIDA Y RECUPERADA - BENDICION QUE LIBRA DEL DOLOR DE MUELAS - UNA FAMILIA ENTERA SACIADA CON VEINTE CENTIMOS - DON BOSCO LEE EN LOS CORAZONES Y VE EL PORVENIR - UNA TULLIDA CURA INSTANTANEAMENTE - DESDE LA MUERTE A LA VIDA Y AL PARAISO - TESTIMONIOS - HUMILDAD DE DON BOSCO - UNA DISTRACCION - JUICIO DEL PADRE FRANCO Y DEL ARZOBISPO DE SEVILLA - PALABRAS DE MONSEÑOR CAGLIERO EL Oratorio de San Francisco de Sales y el de San Luis, reorganizados fácilmente tras la breve, pero peligrosa perturbación política, habían reemprendido su marcha ordinaria, conducidos con mano firme y suave por el celo admirable de don Bosco. El prestigio que tenía sobre sus jóvenes procedía del continuo testimonio de sus grandes virtudes y de que estaban persuadidos de que era verdaderamente un hombre amigo de Dios. Le contemplaban como a un ángel viviente, como al tipo del verdadero sacerdote, como un retrato fiel de nuestro Señor Jesucristo. Los jóvenes por él recogidos, los del Oratorio festivo, pequeños y grandes le atribuían, desde entonces, el poder de hacer cosas maravillosas, que aseguraban las había hecho, y con el pasar de los años ((**It3.491**)) no perdieron nunca esta íntima e inmutable convicción. Hemos oído a centenares de ellos hablar de lo que habían visto u oído contar a sus compañeros. El mismo monseñor Cagliero nos escribía: <>. Narraremos aquí algunos hechos que nos fueron transmitidos por escrito, y los primeros recogidos por don César Chiala. Don Bosco hacía auténtica catequesis, predicaba verdaderos sermones, en forma familiar, hasta en la plaza. En cierta ocasión estaba (**Es3.381**))
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