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((**Es2.291**)((**It2.384**)) CAPITULO XLI LOS MUCHACHOS ENTUSIASMADOS CON LAS EXCURSIONES -UN MUCHACHO ALBAÑIL Y SU ENTRADA EN EL PRADO DE VALDOCCO -DESAYUNO EN EL MONTE DE LOS CAPUCHINOS -LOS CANTORES DE DON BOSCO Y LOS BARQUEROS DEL PO -OBEDIENCIA MILITAR -AFECTO A DON BOSCO DE LOS MUCHACHOS DEL ORATORIO LA excursión a Superga de 1846 fue como el primer anillo de una larga cadena de paseos con sus muchachos, que don Bosco fue enlazando durante aquel año y los sucesivos. Generalmente los anunciaba algún tiempo antes y los proponía como premio a la puntual asistencia al Oratorio, a la diligencia en las clases de catecismo, a la obedicencía y ejemplaridad en fábricas y talleres, y a la frecuencia en la recepción de los santos sacramentos. El buen padre se servía de todo esto para atraer al bien a sus hijos; se ingeniaba para hacerles palpar que se puede muy bien servir a Dios con una sana alegría, según dijo el real profeta: Servite Domino in laetitia (Servid al Señor con alegría). 1 El practicó constantemente esta máxima, que inculcaba continuamente a sus alumnos: <((**It2.385**)) de los que aman tu ley, Pax multa diligentibus legem tuam 2>>. Un tal Pablo C..., antiguo alumno, nos describe, en una larga carta, su llegada por vez primera al prado Filippi: la alegría de las reuniones y excursiones en los días de fiesta y la amabilidad de don Bosco. Después de exponer la decisión de sus padres de mandarlo a la capital para ganarse el pan, como peón de albañil, continúa así: <(**Es2.291**))
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