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((**Es2.283**)((**It2.372**)) CAPITULO XL DON BOSCO SE VE OBLIGADO A DESALOJAR LA CASA MORETTA -EL ORATORIO EN UN PRADO -UN MUCHACHO HAMBRIENTO -LOS PASEOS A SUPERGA SE sucedían los acontecimientos citados y llegaba la primavera. El Oratorio iba a sufrir un nuevo traslado. Hay un ilustre escritor francés que escribió un opúsculo sobre don Bosco y su obra; al hablar de los muchachos que asistían desde la primera hora al Oratorio, emplea una comparación que queremos recordar. Dice así: <>. Y decía verdad. Ahora, ya son muchos los que reconocen que: las reuniones catequísticas, las instrucciones, las pláticas, las narraciones edificantes, las amenas conversaciones y los alegres juegos que don Bosco proporcionaba a los muchachos, en los días de mayor peligro, fueron precisamente los que los ((**It2.373**)) salvaron de la irreligión, la inmoralidad y los malos cristianos: fueron su salvación y su vida. Pero, siguiendo la poética comparación del autor francés, sucede también que, a veces, hay personas poco benévolas que espantan a los pajaritos mientras picotean su codiciado sustento y les obligan a ir a buscarlo a otra parte. Así les pasó en varias ocasiones a los primeros hijos de don Bosco, los pajaritos del Oratorio: tuvieron que alzar el vuelo desde San Francisco de Asís, primero; desde el Hospitalillo, después; a continuación, desde San Pedro ad Vincula; luego, desde los Molinos de la ciudad; y ahora, como vamos a narrar, desde la casa Moretta. La mayor parte de esta casa estaba alquilaba a distintos inquilinos. Estos veían con buenos ojos el bien que se hacía a los muchachos (**Es2.283**))
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