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((**Es18.260**) Nizza Monferrato a las que quedaron huérfanas o sin posible alojamiento. Cuando don Bosco recibió los informes de los Directores de las distintas casas, envió en seguida dos circulares. Una, ordenando a los Salesianos que destinasen un día en cada casa para elevar plegarias al Señor en sufragio de las víctimas y que se celebrara una función religiosa de agradecimiento por la protección dispensada a todos los moradores de las casas salesianas; además, para poder atender a las necesidades imprevistas, recomendaba que durante un año no se emprendiera ninguna obra de albañilería, ni se hicieran adquisiciones que no fueran dictadas por una verdadera necesidad y que se soportaran con gusto los sacrificios y privaciones impuestas por las circunstancias. La otra informaba a los Cooperadores de los daños sufridos y de los gastos consiguientes y les pedía humildemente la caridad 1. De todas las casas damnificadas la que más preocupaba a don Bosco era la de Vallecrosia, no sólo porque era la más perjudicada, sino también porque la forzosa suspensión de la actividad salesiana favorecía a los protestantes. En consecuencia, envió inmediatamente allí al empresario ((**It18.295**)) Josué Buzzetti, para que estudiase qué se debía hacer y calculase el importe de los gastos. Este, después de un diligente examen, escribió a don Bosco diciendo que, para dejar el edificio provisionalmente habitable, bastaban unas seis mil liras; mas, para realizar otros trabajos indispensables, se requerían bastantes más. Leyéronle la carta a don Bosco durante la comida, y él dijo: -El Señor proveerá, estemos tranquilos. Tomó la carta y la puso junto al plato. Al terminar la comida entró el conde Eugenio de Maistre quien, después de saludar a todos, preguntó a don Bosco: -Querido don Bosco, >>necesita dinero? -A don Bosco no se le puede hacer esa pregunta, respondió. Piense un poco: tengo que acabar la iglesia del Sagrado Corazón en Roma; tengo muchos jóvenes a quienes mantener y muchos otros gastos a los que debo atender. -Pues bien, replicó el Conde; sepa que una tía mía, ya anciana, quería dejarle en testamento una cantidad; pero después, pensando que más vale pájaro en mano que ciento volando, me ha encargado que le entregue sin más este sobre. Y así diciendo, se lo entregó a don Bosco, rogándole que examinara el contenido. Don Bosco se lo pasó a don Miguel Rúa, invitándole 1 Ap., Doc. núm. 65 A-B. (**Es18.260**))
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