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((**Es17.423**) presagiar un buen resultado. Para éstos siempre estarán abiertas las puertas de nuestras casas. Eso es lo que quería deciros. Bendito sea el Señor que, una vez más, ha permitido que nos encontráramos todos juntos. Esmeraos, con el consejo que os doy, por acrecentar los méritos de vuestro ministerio sacerdotal. La gloria de la Iglesia es nuestra gloria, la salvación de las almas es nuestro interés. Todo el bien, que los otros haran por causa nuestra, acrecentara el esplendor de nuestra gloria en el Paraíso. La Virgen Santísima os proteja y esté Dios siempre con vosotros. Antes de separarse, aquellos buenos hijos pidieron y obtuvieron que su querido Padre se sentase en medio de ellos para sacar un hermoso grupo fotográfico. Al caer de la tarde, estaba de nuevo en su refrigerante morada. ((**It17.492**)) También consintió en Mathi posar un rato para un pintor de Brescia, que se lo pidió para retocar un retrato tomado de una pequeña fotografía. Cuando hijos y amigos le pedían que les dejase reproducir sus facciones, imitando también en esto la incomparable condescendencia del Santo de Sales, no se mostraba reacio en absoluto. Es una realidad indiscutible que aquella efigie hacía un gran bien. Y por lo que toca a aquel pintor, le debió parecer un acto de caridad el contentarlo, pues tenía un hijo aprendiz en San Benigno Canavese y, como escaseaba de medios económicos, intentaba, con plena condescendencia de don Julio Barberis, suplir de este modo a pagar el saldo de sus deudas por la escasa cuota mensual. Admitido, pues, a su presencia, le dijo: -Esmérese por hacerme guapo; de lo contrario, nadie querrá ser amigo mío. Siguió después bromeando durante todo el trabajo. Aquel señor marchó muy contento; pero tuvo que decir que retratar a don Bosco tal cual era, resultaba difícil y que la dificultad consistía en reproducir fielmente la expresión angelical que irradiaba de su rostro y de toda su persona. -No es una fisonomía clásica la suya, añadió; pero tiene un no sé qué de sobrenatural, que cuesta mucho lograr. El día cinco de agosto fue a Mathi la señora Dominica Garelli, de Caramagna, con la confianza de que don Bosco le obtendría de María Auxiliadora una gracia, por la que prometía tres mil liras. Su gran seguridad se fundaba en un prodigio sucedido anteriormente en su familia. Un tío suyo, que el invierno anterior había ido a Turín para someterse a una difícil operación quirúrgica, no había podido inducir a los médicos al acto operatorio, porque éstos no creían que el paciente estuviera en condiciones de soportarlo. Fue entonces a don Bosco, (**Es17.423**))
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