Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es16.197**)((**It16.229**)) CAPITULO VII EN PARIS: CONFERENCIAS LLAMAMOS aquí conferencias, a la manera italiana de hoy, a lo que llaman en Francia sermons de Charité o pláticas amistosas, en las que se hace un llamamiento a la caridad del auditorio, exponiendo la naturaleza, la situación y las necesidades de una obra benéfica. Don Bosco habló de esta manera desde algunos púlpitos parisienses a numerosos auditorios con un lenguaje sencillo y llano, pero franco y cordial, que calaba hondo en el alma y conmovía. El padre Félix Giordano, de los Oblatos de María, refería en Niza algunas observaciones de un señor francés sobre las conferencias de don Bosco en París, que van muy bien para abrirnos el camino de lo que vamos a narrar 1. En París, decía aquel señor, prestamos oídos de mercader a los predicadores de mucha fama; para sacarnos de esa apatía, se requiere que venga a vernos don Bosco. Viene don Bosco, se difunde la voz de su llegada y he ahí que se mueve la alta sociedad; todos quieren verle y oírle. Sube al púlpito, sin ninguna de esas dotes personales, que cautivan inmediatamente al público, todos sus recursos oratorios son una pobre sotana, un rostro bondadoso, unas maneras sencillas y una palabra poco cuidada. Y, sin embargo, no hay uno que lo desapruebe, ((**It16.230**)) sino que todos lo escuchan con respetuoso silencio. Cuenta la historia de sus oratorios, de sus colegios, de sus misiones e intercala máximas y episodios, que son oídos con gusto. Habla siempre despacio y con calma, de modo que todos pueden seguirle. Nadie se extraña de su acento extranjero y de su fraseología no muy castiza. Habla al corazón y le escucha el corazón, que no el oído; efectivamente surcan los rostros lágrimas de conmoción y, después, no se habla en las casas de otra cosa. En conclusión, basta que abra la boca don Bosco para que sea el hombre más considerado y obedecido. Después de referir conceptos del señor francés, los explica el religioso diciendo que son hechos, que sólo se leen en las vidas de los 1 Carta a don Miguel Rúa, 25 de marzo de 1888. (**Es16.197**))
<Anterior: 16. 196><Siguiente: 16. 198>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com