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((**Es16.180**) por la sencillez y humildad que irradiaba. Yo era entonces jovencísima y, sin embargo, no he olvidado nunca aquella impresión que daba de santidad>> 1. De la casa monástica de retiro pasó al noble colegio ((**It16.208**)) Stanislas de los Marianistas. Todo el personal de la dirección salió a recibirlo. La disciplina general tenía un sello militar, tanto que una sección de alumnos le presentó armas y formó en torno a él un piquete de honor. El colegio impartía una sólida instrucción religiosa; en su capilla había inaugurado Lacordaire las conferencias que, poco después, llevó al púlpito de Notre-Dame, elevando el tono de la conocida predicación cuaresmal, en la que predicadores de primer orden desarrollaron y siguen desarrollando magistralmente los temas más arduos y elevados de la doctrina católica. Don Bosco habló como convenía a una juventud de tal categoría, asociando armónicamente religión y patria. Después de bendecir a los presentes, expresó su admiración por el comportamiento, el orden, la disciplina y la bonne renommée del magnífico instituto. Cuando terminó de hablar, dos alumnos le presentaron el fruto de una colecta entre los internos para sus obras 2. Al salir de allí fue a visitar el internado que tenían las religiosas de Nuestra Señora de Sión, fundadas por el célebre israelita convertido Alfonso Ratisbonne; pero no tenemos noticias de lo que allí hizo o dijo. La cuarta visita puede considerarse casi como histórica. Celebrábase el año 1883 el cincuentenario de la Sociedad de San Vicente de Paúl, por cuya difusión había trabajado mucho don Bosco en Turín y en otras ciudades de Italia. El Consejo Central, que residía en París, tuviera o no conocimiento de este celo, deseaba una visita del Santo. Informado de ello don Bosco, acudió allí el día veintidós de mayo por la tarde, cuando los miembros estaban reunidos en sesión reglamentaria. Fue recibido con todos los honores y el presidente le invitó a que les hablara. Pronunció un breve discurso. Y, como socio veterano de las Conferencias, puso de relieve los frutos, ((**It16.209**)) que aportan a las obras de beneficencia la mutua colaboración entre la Sociedad de San Vicente y el clero parroquial. Habló después de sus propias fundaciones que, 1 Carta al mismo, París, 29 de enero de 1934. 2 De la Crónica del Colegio: <>. (**Es16.180**))
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