Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es15.594**) en todas sus plantas. Hay cuatro pisos, pero rigurosamente aprovechados: despachos de los Superiores, dormitorios, aulas, salas de recreo, comedores y cocinas; una gran sala para clase de música vocal e instrumental, talleres, almacenes: es decir, necesidades que no dejan el menor rincón disponible. Sólo queda otra obra que nos va a ayudar mucho; es el ala derecha, que acaba de cubrirse, pero, antes de que sea habitable, se requiere tiempo y dinero. El número de nuestros chicos llega hoy casi a doscientos cincuenta, muchos de los cuales cursan sus estudios y los otros aprenden un oficio. No contamos con ningún presupuesto preventivo; solamente con la caridad de nuestras fervientes comisiones de señoras y señores, con los Cooperadores y Cooperadoras y otros cristianos generosos. Pero la casa marcha estupendamente y no hay dificultades para atender a los chicos y pagar los pequeños gastos de cada día. Habría que comprar dos casitas y el terreno; pero hay una deuda que nos tiene preocupados: son las facturas de los contratistas, a los que debemos la notabilísima cantidad de ciento veinte mil francos, sin incluir lo que hay que pagar todavía para terminar el ala derecha. Es un gasto enorme para una casa que se sostiene con la caridad pública. Pero es una obra que Dios quiere y, por eso, hay que buscar los medios para terminar esta ala y llenarla en seguida de muchachos pobres que, sin cesar, solicitan ingresar y a los que siempre hay que estar respondiendo con el corazón desgarrado: <>. Nuestros registros nos dan la impresionante cantidad de más de cinco mil muchachos pobres, cuya petición ha habido que rechazar por falta de plaza. Cuando hayamos concluido el ala derecha, podremos elevar el número de internos a trescientos cincuenta. Pero >>de dónde sacar el dinero para pagar las deudas y llevar a término las obras? Dios mío, >>por qué no me habéis dado riquezas suficientes para emplearlas hasta el último céntimo en sacar de las calles y plazas a tantos desgraciados? íPobres muchachos! Van derechos a la perdición, sin darse cuenta de ello. íCuántos de ellos podrían verse alejados de la antesala de las cárceles y ser recibidos en nuestro Oratorio! Aquí, la ciencia, la religión, un oficio, podría salvar su honor y el de su familia, y, al mismo tiempo, asegurar la felicidad eterna de su alma. Dios mío, repito, >>por qué no me habéis hecho rico, por qué no me dais di nero para poder recibir en nuestra casa a todos los muchachos pobres, para hacer de ellos buenos ciudadanos en la tierra y buenos cristianos para el cielo, propiciando, al mismo tiempo, un futuro grato a la sociedad civil? ((**It15.694**)) Cierto que no tengo la dicha de ser rico, pero sí tengo la de poder contar con unos Cooperadores y Cooperadoras, que son muy ricos por su buena voluntad y caridad, que han hecho, hacen y harán siempre toda clase de sacrificios para ayudar y sostener la obra de Dios, la obra protegida por nuestra gran Madre, la Santísima Virgen María. Animo, pues, y a la labor, caritativos Cooperadores y Cooperadoras, ánimo y a la labor. Pero >>cómo hacer para encontrar dinero? Dios nos lo dice: Quod superest, date eleemosynam; dad de limosna todo lo que os sobra. Dad ahora todo lo que os sobra al orfanato Beaujour, y el orfanato quedará terminado. Me diréis: ->>Qué entiende usted por superfluo? -Escuchad, respetables Cooperadores; todo el bien temporal, todas vuestras riquezas os han sido regaladas por Dios; pero, al dárnoslas, nos concede plena libertad para reservarnos todo lo que nos es necesario. Y no más. Dios, que es dueño de nuestras propiedades y de todo nuestro dinero, exige una cuenta severa de todo lo que no nos es necesario, si no lo damos según su mandato. Estoy seguro de que si, con buena voluntad, ponemos a un lado (**Es15.594**))
<Anterior: 15. 593><Siguiente: 15. 595>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com