Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es15.585**) no he podido hacerla mejor. Cada día pierdo más la vista. Querido Dalmazzo, trabaja, pero siempre con la dulzura de san Francisco de Sales y con la paciencia de Job. Saluda a don Angel Savio y a todos nuestros hermanos y considérame siempre en J. C. Turín, 26 de noviembre de 1882. Afectísimo amigo, JUAN BOSCO, Pbro. Para poder cumplir con todos los encargos, tardó algo en enviar respuesta completa a la precedente; es necesario leerla casi entera 1. Veneradísimo Padre: Heme aquí, finalmente, dispuesto a responder a su venerada carta y darle las noticias deseadas. Ayer, por la tarde, y, gracias a la mediación del cardenal Nina, obtuve la suspirada audiencia privada del Padre Santo. Me recibió con la bondad de siempre, o mayor todavía. Tomó la carta, la abrió, pero no la leyó; quizá porque tenía dificultad para leerla. Después, sentado ante su mesa, quiso que me pusiera de pie, y después repasó casi todos los libros y se alegró mucho con don Bosco por lo mucho que escribía. Alabó especialmente la Historia de Italia y dijo que ya la conocía. Le faltaba la Historia Eclesiástica, que se podrá enviar más tarde. Preguntó después dónde encontraba don Bosco tiempo para escribir tantas cosas. Respondí que, hace muchos años, que don Bosco trabaja incansablemente en favor de la juventud. Pero él volvió a decir: -Ahora que no ve, >>cómo hace? -Padre Santo, añadí, ahora que ((**It15.681**)) tiene la vista excesivamente cansada y débil, dicta. Me encargó le agradeciera y asegurara que le gustó mucho el regalo y que, luego con calma, daría una ojeada a todo. Me preguntó después por el Arzobispo y respondí que, aunque había consagrado la iglesia, su porte era siempre hostil. Lo sintió mucho y dijo que había que rezar. Me preguntó entonces por la parroquia, animándome a seguir adelante, a pesar de las dificultades que se presentan; y añadió a continuación, después de mi petición, que daba una amplia bendición a don Bosco, a la Congregación y a todos los que se habían encomendado. Me acompañó, finalmente, con suma bondad hasta la puerta de la segunda sala. Con esto, he respondido ampliamente a su pregunta, de si estamos en buena relación con el Padre Santo. Con todos los Cardenales, salvo la excepción de siempre, estamos en mejores relaciones todavía que antes. El cardenal Jacobini, a quien también visité ayer tarde para presentarle las felicitaciones de don Bosco y de la Congregación, aunque tenía mucho que hacer y sabía la razón de mi visita, quiso recibirme con paternal ternura e informarse minuciosamente sobre usted, sobre las misiones y, además, sobre el Arzobispo. Deplora la situación de las cosas y dice que hay que esperar y orar. Volví a recomendarle nuestros privilegios y me aseguró que es cuestión de tiempo, pero que las muy favorables disposiciones del Padre Santo son para 1 Una carta anterior de don Francisco Dalmazzo, sin fecha, seguramente guardaba relación con la de don Bosco (Apénd., Doc. núm. 92). (**Es15.585**))
<Anterior: 15. 584><Siguiente: 15. 586>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com