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((**Es15.301**) en el Piamonte, volvía a Randazzo (Sicilia) donde residía. Precisamente entonces don Juan Cagliero, que había hecho una visita a la isla, avisaba a los Superiores de que, si aún era posible, suspendieran la salida de algún sacerdote, pues allí se podía prescindir de él. Aquello pareció la mano de la Providencia. Don Bosco hizo telegrafiar enseguida a don Juan Cagliero y al salesiano incólume que se juntaran en Roma y fueran a fundar el oratorio de Faenza. De este modo quedó nombrado Director de la nueva casa don Juan Bautista Rinaldi, que, aunque muy joven entonces, se ganaría el aprecio afectuoso de los de Faenza ((**It15.344**)) y la Romaña. Enviaron para ayudar al clérigo Foschini, del que ya hemos hablado, y al coadjutor Pablo Bassignana, que se hizo popularísimo en la ciudad, con el nombre de Pablito, un verdadero santo, que, hasta el fin de su larga vida, fue, dentro de casa, servidor fiel y prudente y, fuera, ángel de bondad. Don Juan Cagliero inauguró solemnemente el oratorio el 20 de noviembre con una turba de doscientos muchachos. Aquella tarde se cantaban en Faenza las primeras vísperas de Nuestra Señora del Pópolo (pueblo), solemnidad muy celebrada de Faenza. La coincidencia no escapó a los ojos de los observadores: los Salesianos llegaban precisamente para salvar a los hijos del pueblo. De pronto se quedaron todos maravillados, al saber que, con tantos cooperadores de Faenza, eclesiásticos y seglares, había dado don Bosco a los que salieron de Turín sólo unas líneas de presentación para el doctor Marcos Cantagalli, escribiéndole en una simple tarjeta de visita: <>. Cantagalli era médico y se comprende la oportunidad de la recomendación; pero no se veía el porqué de la exclusividad. Don Pablo Taroni, hombre de Dios y acostumbrado a descubrir en cualquier detalle una disposición divina, explicó más tarde el hecho, cuando el hermano del Doctor fue nombrado Obispo de Faenza, como si don Bosco hubiese previsto el futuro. La tarde del 8 de diciembre, llegó desde Roma la primera entrega de la munificencia pontificia. El 13 de mayo de 1882 hizo don Bosco su primera visita a Faenza, donde era muy esperado. Manifestó enseguida el deseo de que se hicieran los preparativos para una conferencia pública; pero estaban divididos los pareceres. Hacía unos días, como diremos, que se recargaban las tintas contra los Salesianos. También en la Romaña circulaban hojas volantes republicanas, cuyo término se alargó por aquellas partes como sinónimo de masónicas, que vomitaban villanías y blasfemias (**Es15.301**))
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