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((**Es15.271**) Salesianos e Hijas de María Auxiliadora en la histórica ciudad del Arno. A R E N Z A N O, P E R O S A, O U L X Hablaremos todavía de tres lugares, omitiendo otros que, inútilmente, nos entretendrían demasiado. El primero es Arenzano, en los alrededores de Génova. El Municipio trató en 1881 con don Bosco para que les proporcionase maestros para las escuelas del pueblo. Respondióles que lo intentasen con otras Congregaciones, y replicó el alcalde: ->>Y cuáles hay en estos tiempos tan tristes que, como la de los Salesianos, hayan de ser toleradas por el Gobierno? Pero Arenzano fue menos afortunada que Perosa y Oulx, que con el tiempo vieron llegar a los hijos de don Bosco. Perosa Argentina, importante municipio del distrito de Pinerolo, contaba con dos mil habitantes católicos, que vivían mezclados con casi doscientos valdenses. Estos herejes, esparcidos por todas partes de Italia, llegaban casi a cuarenta mil, la mitad de los cuales formaban diversas comunidades en los valles de Pinerolo. Había núcleos importantes en los caseríos cercanos a Perosa; en Pomaretto, por ejemplo, a más de un grandioso templo y un hospital, había un colegio con bachillerato, que lograba atraer muchachos católicos de otras partes. El párroco de Perosa, que había asistido a la transformación del pueblo, de agrícola en industrial y comercial, con la instalación de dos importantes fábricas de seda, veía, muy a su pesar, cómo cambiaban al mismo tiempo las costumbres de la gente, con daño especialmente para la juventud que, seducida por mil atractivos, no acudía a la catequesis. Y, como, por otra parte, el pueblo era un centro importante en aquellos valles, los valdenses suspiraban por instalarse allí y dominar la comarca. Ante espectáculo tan doloroso, el celoso pastor, don José Paolasso, buen cooperador salesiano, escribía a don Bosco el 23 de septiembre de 1881: <((**It15.308**)) que Dios ha elegido en estos tiempos como dispensadores de sus misericordias, para que vea la manera de establecer en este pueblo un oratorio festivo y un pequeño colegio>>. El Beato reconoció la conveniencia de hacer algo allí, pero lo dejó para más adelante, cuando tuviera personal suficiente. Se requirieron sus buenos dieciséis años antes de que su deseo se llevara a efecto por su Sucesor. (**Es15.271**))
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