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((**Es14.393**) más en esta ocasión que cuando estaba en Marsella rodeado de gloria>>. Sin duda alguna, el grave infortunio afligió a don Bosco 1; pero su habitual conformidad con la voluntad de Dios, aun en sucesos penosos y repentinos, no le dejó perder la paz. En efecto, como si nada hubiera pasado, siguió atendiendo sus asuntos e incluso escribió dos súplicas para presentar al Sumo Pontífice pidiendo algunos favores. La primera era muy original: <>. La condesa, ((**It14.458**)) que padecía escrúpulos de conciencia, vacilaba tal vez entre el deseo de dar cierta cantidad y el temor de que fuese excesiva con relación a sus deberes familiares; este expediente sería, pues, valedero para tranquilizarla. El Papa accedió, pero desconocemos la cantidad. En la segunda súplica pedía don Bosco indulgencias plenarias en muchas fiestas para todos los fieles y en los ejercicios de la buena muerte para los alumnos de las casas salesianas; pedía, además, que estos favores, concedidos ya en parte por León XIII ad tempus, fueran concedidos a perpetuidad 2. Su fin era promover más y más, por este medio, la comunión frecuente. Ignoramos el contenido de la respuesta. Dos días de la crónica: <>. 2 Apéndice, doc. 52. 3 Director del Osservatore Romano. En el ejército pontificio, esente era un grado que equivalía a coronel: sobrevive en el cuerpo de los Guardias nobles. (**Es14.393**))
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