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((**Es14.394**) hablado en el Vaticano con quien correspondía para la audiencia de don Bosco y que la esperaba muy en breve. Volvió después al poco rato, y me enseñó una tarjetita de monseñor Boccali, en la que se decía que el Papa no tenía ninguna prevención contra don Bosco y que daría las disposiciones para la audiencia>>. De aquí se trasluce que don Bosco, temiendo haber caído en desgracia con León XIII, había manifestado su temor a aquel Camarero secreto, su amigo. Aquella posesa había sido llevada a don Bosco desde fuera de Roma, y la exorcizó con un exorcismo privado. En el momento en que la bendecía y pronunciaba sobre ella el nombre de Jesucristo y de María Auxiliadora, poco faltó para que el diablo no ahogara a su víctima. Se pidió al espíritu maligno su nombre y contestó: Petrus. Nótese que la mujer era una pobre campesina; sin embargo, hablaba incluso ((**It14.459**)) el inglés en sus perturbaciones diabólicas. Se le preguntó, en nombre de Dios, cuántos años hacía que poseía a aquella persona. -De dos a tres años, contestó. ->>Y qué haces aquí? -Hago de guardián de Santa. (Este era el nombre de la posesa.) ->>Dónde estabas antes? -En el aire. Vosotros tenéis que luchar mucho contra mí. ->>Por qué no quieres salir de ella? >>No ves que aumentas tus penas, tu mal? -Yo quiero el mal. Después dio a entender que, para ser echado, hacía falta un exorcismo solemne; mas, para ello, se necesitaba permiso especial del Cardenal Vicario, el cual estaba ausente y no volvería hasta el día 21. Por consiguiente, se la envió a su suplente, monseñor Lenti, y ya nada se supo de ella. Pero de todos modos se obtuvo un buen efecto, pues el señor que acompañaba al abogado Agnelli, al oír las respuestas y ver los gestos de la endemoniada, dijo: -Nunca había creído en el diablo; ahora sí, porque lo he visto. Día de satisfacción fue el 5 de abril. Ya seguro de que el Papa le era siempre benévolo, le envió directamente una carta que puso fin a las demoras; en las primeras horas se le entregó por fin a don Bosco una tarjetita, anunciándole que el Padre Santo se dignaba recibirle en audiencia privada aquella misma tarde a las seis y tres cuartos. El Beato trazó en seguida el acostumbrado esquema de los asuntos a tratar. (**Es14.394**))
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