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((**Es13.468**) Desde las cuatro y media a las cinco durmió tranquilamente. Parece que todavía tenga ganas de dormir. Esperemos que el día sea mejor que la noche. Dé noticias de don Bosco al barón Bianco y a la condesa Corsi, si los encontrase. Sampierdarena, 18 y 19 de abril 1878; a las once y media de la noche del 18 PEDRO ENRIA ((**It13.546**)) Muy querido José: Me esperaba que don Bosco pasase un buen día; pero ha tenido fiebre toda la jornada. Dice el médico que sufre una especie de gastritis nerviosa, producida por demasiado cansancio; y le ha recetado un purgante ligero. Lo que más pena me da es que no puede dormir. Hace un momento dio un grito tan fuerte que me levanté de la silla y acudí a él, que soñaba no sé qué. Yo atendía para oír lo que decía, pero no podía entenderle, porque todo eran gritos afanosos reprimidos. Decía: -íAlto ahí! íDetente! Y otras palabras confusas, cuyo significado no entendía. Como veía que respiraba con dificultad, le sacudí. Despertóse, clavó los ojos en mí y me dijo: -íAh! >>Estás tú aquí? ->>Qué decía cuando gritaba, le pregunté yo, pues no le he entendido? No me rcspondió, quedóse como quien piensa en algo y se adormeció. Cuando se haga de día, le preguntaré qué ha sonado. Estoy seguro de que soñaba como siempre con sus chicos queridos, particularmente los del Oratorio, que hace cuatro meses no ve. La lejanía del Oratorio realmente le aflige bastante, porque dice de cuando en cuando: -íTengo tantos asuntos que me aguardan en Turín! Pero íhay que resignarse y tener paciencia! íEl Señor lo quiere así! Hágase su santa voluntad. Parece que esta noche está un poco mejor, porque después de aquellos gritos durmió tranquilo casi dos horas, sin despertarse más que una vez. Son ya las cuatro y sigue durmiendo. A las seis, le cambié la camisa y la camiseta, porque las tenía impregnadas de sudor, y ahora duerme tranquilo. Don Miguel Rúa ha llegado de La Spezia y creo que, en este momento, escribe a don Jose Lazzero. Yo atenderé a don Bosco siempre, de día y de noche, hasta que esté totalmente curado. Y lo haré aunque me cueste la vida. Cualquier sacrificio que se haga, nunca será bastante para compensar los sacrificios y trabajos que él ha soportado por nosotros. Sampierdarena, 20 de abril del 1878, a las dos de la noche PEDRO ENRIA Es indecible el pesar experimentado por todos en el Oratorio ante la inesperada noticia de que, como suavemente se expresaba don Miguel Rúa en su carta, don Bosco no estaba muy bien; pero al llegar (**Es13.468**))
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