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((**Es13.467**) Muy querido José: Ayer por la noche, a las once, procedente de Varazze, llegó nuestro buen padre don Bosco, en compañía de don Miguel Rúa. Fui a esperarle a la estación y vi que estaba muy cansado pero, a la vez, muy alegre. Le acompañé a casa y le pregunté si deseaba tomar algo. Me dijo que no, y nos deseó una buena noche. Pero ícuál fue nuestra ansiedad al llegar las ocho de la mañana y ver que don Bosco no bajaba a celebrar la misa! Se esperó un poco y después entramos en su habitación. Se había levantado y estaba sentado en un sillón, muy pálido, con la cabeza sobre la palangana y vomitando. Se corrió en busca de una bebida, pero los ataques del vómito continuaron hasta la una de la tarde. En consecuencia sintió tanto frío, que se le calentó la cama y, a nuestras instancias, se acostó hacia las tres. Pero le vino la fiebre, que siguió creciendo sin cesar hasta media noche. Hacia la una de la nañana se adormeció. ((**It13.545**)) Vino el médico por la tarde y le encontró muy postrado y fatigado; y, en efecto, no se trata de una indigestión, pues ya sabe usted lo poco que come. En Varazze no había tomado más que una sopita. Sampierdarena, 17 de abril de 1878 PEDRO ENRIA Querido señor Buzzetti: Durante todo el día de hoy don Bosco ha tenido fiebre; la cara encendida con dos rositas en las mejillas, que tan pronto aparecían como desaparecían. Parece que de nuevo quiera brotar la fiebre miliar. Deben ser los efectos de los trajines del largo viaje, los cambios de comida y la edad que debilita las fuerzas. Es ya media noche y no hace más que dar vueltas en la cama sin poder dormir. Parece imposible que se haya debilitado tanto, sólo con el esfuerzo del vómito que tuvo. Esta mañana le volvieron de nuevo los desarreglos de estómago y, después, sudó mucho y quedó tan cansado que no podía levantar por sí mismo la almohada. Temo que su mal se haya complicado con un catarro. Ya es la una de la mañanita y aún no ha cerrado un ojo. En este momento siente frio y no puede calentarse ni doblando las mantas. Don Miguel Rúa salió para La Spezia y volverá esta noche. El músico Ferraris está muy grave y con fiebre tan alta que desvaría. Hay otros dos en cama, pero van mejorando. Ha sido un año de prueba para esta casa. Hemos tenido muchos enfermos, los ladrones nos han robado en la cocina y entraron una vez en la iglesia, a través de un boquete que abrieron en la pared de la sacristía, robaron los vasos sagrados, arrojando las sagradas partículas de la hostia grande sobre el altar y la grada del mismo. Este sacrilegio ocasionó una verdadera desolación en toda la casa. Algunas personas piadosas se ocuparon de reparar el daño material. Hablemos de don Bosco. Si usted puede, envíeme colines finos (barritas largas de pan, del grueso de un dedo). No me lo ha dicho don Bosco, mas, si esperamos a que él lo pida, nunca lo hará. Si fuera para otros sí, pero no se cuida de sí mismo. Son ya las cuatro de la mañana. Hacia las tres, le he dado un caldito caliente y se le ha pasado el frío que sentía. Sin duda que este calor debe ocasionárselo el cambio de la fiebre. Después se adormeció, pero se despertaba cada dos o tres minutos. (**Es13.467**))
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