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((**Es13.368**) Así se agarran a sus cosas y ya no piensan en él lo más mínimo. Más todavía, antes de que muera, temen que se cure; se alegran de que vaya al Paraíso, sólo desean que deje pronto esta tierra para adueñarse de sus haberes. Nosotros somos pobres, pero mientras vivimos no tenemos que sufrir tanto por la pobreza. Hemos dejado una casa y hemos encontrado muchas más. Tenemos en Turín casa propia, venimos a Lanzo y estamos en nuestra casa, vamos a Borgo San Martino y el colegio nos pertenece, en Varazze no tenemos que pedir hospitalidad a nadie, porque aquel colegio es nuestro; en Alassio, en Niza tenemos casas nuestras y hasta en la lejana América nos aguardan techos hospitalarios, y nosotros nos hospedamos allí porque somos los dueños. Ni un rico señor, ni siquiera un príncipe tiene tantas casas. Pero, si también tenemos que soportar una incomodidad, tenemos que saberla aguantar con paciencia y no imitar a los qui pauperes esse volunt et socios paupertatis nolunt; y como muchos otros que querrían ser llamados pobres, pero a condición de que nunca les falte nada, y tengan todo lo que quieren. Hasta ahora, gracias a Dios, nunca nos ha faltado todavía nada de lo necesario; sin embargo, llegado el caso, debemos estar dispuestos a padecer también las incomodidades de la pobreza. Y ahora os diré: >>os ha faltado algo en la Congregación? Por desgracia, al contrario, el Señor nos da a veces aun lo superfluo, y es preciso no apegar el corazón a estos medios materiales. Pero me contestaréis: -íYa hemos abandonado el mundo y no queremos saber nada de las cosas terrenas! Muy bien, tampoco yo quiero que apeguéis el corazón a esto; pero yo os lo decía solamente para haceros ver que el Señor, aun en este mundo, trata bien a los que le sirven. En cuanto a las ventajas espirituales que se disfrutan en la Congregación, >>quién podría enumerarlas? En parte os las mencionaron en estos ejercicios y, si yo quisiese entrar ahora en este tema, no acabaría nunca. Basta una sola. A los del mundo se les dice: Vae soli, quia cum ceciderit non habet sublevantem se (Ay del solo, pues, cuando cayere, no tiene quien le levante). De nosotros, en cambio hay que repetir: O quam bonum et iucundum habitare fratres in unum! (íQué bueno, qué dichoso vivir los hermanos en unión!). En religión nunca está uno solo. ((**It13.427**)) Y ahora queréis un consejo. Tendría muchos para daros, pero me contento dándoos el de siempre: Fuga del ocio, templanza, observancia de las reglas. Cuando veais a uno que no está contento en la Congregación, ya podéis decir que la causa de ello es la poca observancia de las reglas. Las vacaciones y después de las vacaciones La tempestuosa situación exterior que hemos narrado en el capítulo anterior, obligaba a don Bosco al ingrato trabajo de prepararse una defensa en Roma, y le tenía amarrado a múltiple correspondencia y a la exposición razonada y documentada de los hechos; pero este trabajo no le impedía guiar tranquilamente a sus muchachos por el camino del bien. Se acercaban las vacaciones. El 21 de agosto por la noche subió a la pequeña tribuna y, después de esperar un poco para que los aprendices se colocaran junto a los estudiantes, tras un exordio apto para conciliar el silencio y la atención, desarrolló admirablemente (**Es13.368**))
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