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((**Es13.275**) palabras de despedida y aliento; dióse después la bendición con el Santísimo Sacramento y se cantaron las preces del itinerarium. Entonces, en medio de la conmoción general, se levantó la madre Mazzarello y, encabezando el grupo de las seis hermanas que la seguían, se encaminó hacia la salida, mientras los presentes las saludaban más con el corazón que con los labios. Dos de ellas que tenían que ir con la Madre a Roma, salieron en seguida hacia Sampierdarena para esperar a los salesianos; las otras cuatro se juntaron allí con ellas el día 13, cuando estuvieron de vuelta. Desde el púlpito de María Auxiliadora, en la tarde del día 7, habló el Beato don Bosco en estos términos a la multitud de fieles que había acudido: Al comenzar mi plática, debo ante todo dar gracias a Dios y a María por los grandes beneficios que nos han concedido. La mayor parte de vosotros recordará que, hace dos años, otros valientes salesianos se despedían de sus hermanos en esta misma iglesia para encaminarse a tierras desconocidas, sin medios y sin saber con qué se iban a encontrar. Y por eso estábamos en la mayor inquietud. Pero, apenas llegados a Buenos Aires y a San Nicolás, encontraron ayuda, encontraron apoyo, las cosas prosperaron y fue necesaria otra expedición. Después, confiando en el auxilio de María Santísima y no en nuestras ((**It13.315**)) escasas fuerzas, se envió un segundo grupo a las lejanas Américas. Fue y ayudó a los hermanos. Y ahora está a punto de salir una tercera expedición muy numerosa; dejarán la patria y los parientes para llevar la luz del Evangelio a aquellas remotas regiones. No se hace esto para poder blasonar de lo realizado, sino por la absoluta necesidad de repartir el trabajo con los que les precedieron. Los que ya trabajan en aquellas regiones no son suficientes, porque el campo es muy amplio, y, si queremos que no sucumban bajo el peso del cansancio, hemos de enviar en su ayuda otros misioneros. Y esta tercera expedición no será la última. He de decir, ante todo, que no hay en esto nada nuestro, salvo el trabajo que hemos de poner en ello: que todo es una verdadera y gran gloria del Señor, que bendice nuestra buena voluntad y nuestros planes. Ya no hay ahora inquietud en los que parten y en los que quedan; los peligros han disminuido, la distancia se ha acortado y nada causa turbación; no se ha acortado materialmente, pero ha sido recorrida por otros y con los medios de comunicación y transporte que tenemos, puede considerarse como un paseo, tanto más cuanto que un hermano de los que salió con los primeros, volvió a nosotros, después de haber despejado el camino y procurado los auxilios para los que irían después. Y otro hermano que ahora vuelve a América, había venido de allá y estuvo con nosotros algún tiempo. Y ahora tenemos aquí un nuevo grupo de hermanos que van a las misiones. >>Sabéis qué significa la palabra misión? >>Ser misionero? Quiere decir ser enviado. Del mismo modo que Jesucristo, antes de abandonar esta tierra para subir al cielo, enviaba a sus apóstoles, Ite a anunciar la palabra de Dios por todas partes y, movidos por esta misma palabra, los discípulos se hicieron oír en todas las regiones de la tierra; así, con la misma palabra, el Jefe visible de la Iglesia, el Vicario de Jesucristo en la tierra, envía sacerdotes a una y otra parte para difundir la luz del Evangelio. Y cuando nuestros misioneros vayan a Roma, no irán solamente para ver al Padre Santo, para (**Es13.275**))
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