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((**Es12.384**) volvió don Bosco a hacer el interrogatorio. Don Julio Barberis observa en la crónica: <>. Una vez leída la fórmula, pasaba cada uno a firmar el consabido documento, y volvía a la iglesia a colocarse en su sitio. Terminadas las profesiones, pronunció don Bosco desde el sillón una <>, dice Barberis, el cual nos ha transmitido estos apuntes: Un general de la armada disfruta cuando ve crecer las filas de sus soldados, porque espera vencer con ellos más fácilmente a sus enemigos, sin tener nada que temer. También yo he gozado en este momento al ver engrosar las filas de mis hijos, con estos soldados que quieren luchar contra el demonio; con estos soldados que me ayudarán a destruir, hasta donde podamos, su reino en esta tierra, y prepararse un hermoso trono en el cielo. >>Sabéis qué significa hacer los santos votos? Significa haberse colocado ((**It12.452**)) en las primeras filas de las milicias del Divino Salvador, para combatir de todos modos bajo su bandera. Pero lo que yo quiero decir en este momento es que no basta hacer los votos, sino que es preciso esforzarnos por hacer lo que hemos prometido a Dios con los santos votos. Con los santos votos nos hemos consagrado enteramente a El; no volvamos a tomar de nuevo lo que una vez le hemos dado. Le hemos consagrado estos ojos: déjense, pues, las lecturas inútiles o indiferentes, las miradas vanas o malas. Hemos consagrado completamente a Dios estos oídos: no sigamos, por tanto, escuchando a quien murmura o siembra el descontento, no deseemos ya más halagos, o encontrarnos en aquellas conversaciones, en aquellas reuniones, donde, si bien no es malo lo que se dice, sin embargo es completamente aseglarado y mundano. Hemos consagrado al Señor esta lengua: por consiguiente, lejos de nosotros las palabras mordaces o picantes contra nuestros compañeros; no más contestaciones a los Superiores, no más sembrar descontento; no, ahora que se la hemos consagrado, no la manchemos más, antes al contrario, dediquémosla totalmente a cantar las alabanzas del Señor, a contar buenos ejemplos, a alentar al bien de los demás. Hemos consagrado a Dios esta garganta: lejos, pues, de nosotros la excesiva exquisitez de los alimentos, mucho cuidado con el vino, sin dejarnos arrastrar por la gula para aceptar convites, bebidas o cosas por el estilo. Hemos consagrado al Señor de una manera particular estas manos; por consiguiente, que no estén ociosas, que no les desagrade prestarse para ocupaciones despreciables en apariencia, con tal que todo sea para la mayor gloria de Dios. Estos pies están enteramente consagrados al Señor: aquí entro en un vastísimo campo: no usemos estos pies para volver al mundo que hemos abandonado. Sí, es preciso que me detenga a tratar este tema en este preciso momento. El Señor nos ha concedido una gran gracia al llamarnos para seguirle; este mundo es sumamente malo y pervertidor. Sigamos, pues, la gracia y no volvamos a pervertirnos. Vedlo, el Espíritu Santo nos advierte claramente que el mundo descansa completamente en el mal, mundus in maligno positus est totus. Hagamos que estos pies no nos hagan volver allá de donde hemos huido. El tropiezo principal, la mayor dificultad que se encuentra es con respecto a los padres. Pero el Señor dijo que cuando éstos pusieran (**Es12.384**))
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