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((**Es12.168**) los tiempos para arreglos radicales, antes al contrario, la sospecha de sus intentos para arreglar las cosas levantó clamores en los dos campos opuestos. Muchísimos de entre los buenos se sonreían con compasión como de una ingenuidad. ((**It12.190**)) Por aquellos mismos días recibió de Roma varias propuestas para fundaciones en la ciudad, en lugares vecinos a la misma y para las misiones. Nada diremos por ahora de los padres de la Concepción, de los castillos romanos, ni de Montefiascone; hablaremos solamente de propuestas, que, si bien no cuajaron, son una prueba más de la confianza que se depositaba en el Siervo de Dios. Se recordará que en 1875 ya se habló de confiar a los Salesianos la dirección de un colegio en Ceccano 1. El intermediario era el cardenal Berardi, pero la invitación procedía de su hermano. Se abandonó la idea, porque, apenas se supo, levantó un avispero; aquello fue todo un ir y venir de sacerdotes a protestar de lo que hubiera sido una afrenta para el clero romano. Siempre hay que trasladarse a los tiempos en que se sitúa la acción y no juzgar las cosas de otrora con los criterios de hoy. A la breve distancia del 20 de septiembre 2, los Piamonteses no eran para los romani cives (ciudadanos romanos) más que unos buzzurri (forasteros) 3, venidos a su casa desde el norte de la península. El vulgo se desahogaba remedando a los recién llegados; pero, en ciertos ambientes, pasaba lo que entre judíos y samaritanos, que siempre reñían unos con otros. Por aquellos mismos días la princesa Altieri, que apreciaba y veneraba a don Bosco, le confió que., en la reunión de la Sociedad para los intereses católicos, se había propuesto llamarle a él a Roma para confiarle las escuelas pontificias, pero que no se quiso oír hablar de ello, porque su presencia habría mermado la autonomía del clero romano. Todavía en 1880 nos tocará asistir a una manifestación de este tipo y de forma más solemne. Así pues, el hermano del Cardenal, viendo el resultado, llamó a los Escolapios; pero cuando los vio con el mísero número de siete alumnos, hubiera querido volver a entablar negociaciones con el Beato, por lo cual rogó al Cardenal que lo intentara. 1 Véase volumen XI, pág. 151. 2 Es la fecha de la entrada del ejército piamontés en Roma. (N. del T.) 3 Dice la Academia la Crusca (o diccionario de la Academia para nosotros): <>. Tal vez viene del alemán Putzet, el que limpia, y en origen, limpiachimeneas. (**Es12.168**))
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