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((**Es11.80**) también de la Santa Sede algunos favores espirituales con Rescripto del 18 de abril de 1845, firmado por el señor cardenal A. del Drago, L. Averardi, substituto. En este Rescripto se concedían algunas facultades al Superior y, entre otras, la de comunicar la Bendición Apostólica y la indulgencia plenaria a cincuenta promotores a elegir al arbitrio del Director. Con fecha 11 de abril de 1847, monseñor Fransoni aprobaba la Compañía de San Luis, fundada en la Congregación Salesiana, con indulgencias concedidas por él y por la Santa Sede. En el 1850 el sacerdote Juan Bosco exponía a la Santa Sede que había sido legítimamente erigida en aquella Ciudad una Congregación, bajo el título y protección de San Francisco de Sales, y se solicitaban más amplios favores para los agregados y otros no agregados. Tales favores fueron concedidos con Rescripto del 28 de septiembre de 1850, firmado por Dominicus Fioramonti, encargado por SS.mo.D.no N. ab epistol. Latinis. Estando así establecida de hecho la Congregación de los Promotores Salesianos ante las autoridades eclesiásticas locales y también ante la Santa Sede, en vista de la multitud de pobres muchachos que acudía, fue necesario abrir otras escuelas y otros Oratorios Festivos en diversas partes de la ciudad. Y para que se conservara la unidad de espíritu, de disciplina y de mando, y se estableciera definitivamente la Obra de los Oratorios, el Superior eclesiástico, con decreto o patente del 31 de marzo de 1852, nombraba al sacerdote Juan Bosco director y jefe con todas las facultades que fueran necesarias o simplemente oportunas para tal fin. Después de esta declaración la Congregación de Promotores Salesianos siempre se consideró como canónicamente erigida y las relaciones con la Santa Sede fueron siempre practicadas por el Superior de aquélla. De 1852 a 1858 le fueron otorgados varios favores y gracias espirituales; pero aquel año la Congregación se dividió en dos categorías o más bien en dos familias. Los que eran dueños de sí mismos y sentían vocación se reunieron en vida común, con domicilio en el edificio que siempre fue considerado como Casa Madre y centro de la Pía Sociedad de San Francisco de Sales, como todavía se denomina. Los demás, es decir, los externos ((**It11.86**)) siguieron viviendo en medio del mundo en el seno de sus propias familias; pero continuaron promoviendo la Obra de los Oratorios, conservando siempre el nombre de Unión o Congregación de San Francisco de Sales, de promotores o cooperadores; pero siempre dependiendo de los socios y unidos a ellos para trabajar por la juventud pobre. En el 1864 la Santa Sede encomiaba la Pía Sociedad Salesiana y le nombraba un superior. En la aprobación de ésta, figura la parte que se refiere a los externos, que siempre recibieron el nombre de promotores o bienhechores, y últimamente Cooperadores Salesianos. En el 1874 se aprobaron definitivamente las Constituciones, siempre bajo el nombre de PIA SOCIEDAD. Pero, considerando siempre a los miembros de la antigua Congregación Salesiana como promotores y cooperadores de las obras que los socios emprendían y a los cuales ellos prestaban su ayuda en las escuelas, en las funciones de iglesia, en los juegos dominicales y en todo lo que solía hacerse en medio del siglo; el 30 de julio del 1875 la Sagrada Congregación de los Breves concedía al Superior de la Sociedad Salesiana que pudiera otorgar Indulgentias et gratias spirituales societatis ipsi a S. Sede concessas, a sus antiguos cooperadores, insignibus benefactoribus communicandi perinde ac si tertiarii essent, iis exceptis quae ad vitam communem pertinent.(**Es11.80**))
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