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((**Es11.330**) y estos mismos sacramentos debéis amarlos, profesarlos y predicarlos celosamente, lo mismo que os toque vivir entre salvajes, que en pueblos civilizados. Dios os libre de decir una sola palabra o hacer la más mínima acción que sea o pueda interpretarse como contraria a lo que infaliblemente enseña la Suprema Sede de Pedro, que es la Sede de Jesucristo, a quien todo debe referirse y de quien todo debe depender. Como Salesianos, sea cualquiera la parte del globo donde os encontréis, por muy remota que sea, no os olvidéis de que aquí, en Italia, tenéis un Padre que os ama en el Señor, una Congregación que piensa en vosotros, y en cualquier eventualidad os proveerá de todo, y siempre os recibirá como hermanos. Id, pues; deberéis soportar todo género de fatigas, de dificultades, de peligros, pero no temáis, Dios está con vosotros; El os dará tanta gracia, que podréis decir con san Pablo: -Yo solo nada puedo, pero con el auxilio divino soy omnipotente; omnia possum in eo qui me confortat. Os vais, pero no os vais solos, os acompañamos todos; vuestros compañeros seguirán vuestro ejemplo e irán con vosotros al campo de la gloria y de las tribulaciones. Y los que no puedan ir con vosotros, para acompañaros en el campo evangélico, que la divina Providencia os ha señalado, os acompañarán con el pensamiento y la oración y condividirán con vosotros los consuelos, las aflicciones, las flores y las espinas, a fin de que, con el favor divino, podáis alcanzar muchos méritos con todo lo que tengáis que soportar para la salvación de las almas redimidas por Cristo. Id, pues; el Vicario de Jesucristo y nuestro veneradísimo señor Arzobispo os han bendecido; yo también, con todo el afecto de mi corazón, invoco copiosas bendiciones divinas sobre vosotros, vuestro viaje, todas vuestras empresas y fatigas. íAdiós! Quizá no nos podamos volver a ver todos en esta tierra. Por un poco de tiempo estaremos separados corporalmente, pero un día nos reuniremos para siempre. Al final, trabajando por el Señor, oiremos que nos dirán: Euge, serve bone et fidelis, intra in gaudium Domini tui (bravo, siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor). ((**It11.388**)) Bajo el Beato del púlpito y el párroco de Borgodora impartió la bendición solemne con el Santísimo Sacramento. Escribe un testigo ocular 1: <>. Después del canto del motete Sit nomen Domini benedictum, compuesto por don Juan Cagliero, un coro de voces argentinas interpretó un precioso Tantum ergo. Después de la bendición, entonaron los cantores el Veni Creator. A continuación subió don Bosco al altar y rezó las bellísimas oraciones que la Iglesia pone en boca de sus ministros, al empezar un viaje, y especialmente en peregrinaciones apostólicas. El Beato clausuró las preces con su paternal bendición a los nuevos misioneros, que se recibió en medio de un silencio universal. Vino entonces la parte más patética de la ceremonia, que suscitó 1 CHIALA, l.c., cap. V. (**Es11.330**))
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