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((**Es11.207**) adelantados en los estudios. Tened en cuenta la enorme importancia de esto para vuestra vida. Desearía que en esta novena y en la que haremos inmediatamente en honor de María Auxiliadora, se decidiera definitivamente el que deba resolverse. Pero que ninguno pretenda el estado eclesiástico, si no es llamado a él por Dios, y que ninguno se encapriche con otro estado, si la voz del Señor le llamara al servicio de su Iglesia. Pero quiero manifestaros aquí un error que quizá ya lo habéis oído repetir a personas de autoridad. -Hazte cura, dicen, y así podrás adquirir una buena posición en la sociedad y ayudar a tus padres. -íAmadísimos jóvenes! No suceda nunca que alguno de vosotros abrace el estado eclesiástico para ayudar a sus padres. Elegid para ello otra carrera y ganaréis todo el dinero que queráis. El que se hace sacerdote, solamente debe buscar almas para Dios. Pero quiero resolveros ahora una objeción que a este respecto me han hecho ya algunos párrocos y otras personas distinguidas. Dicen éstos: ->>Cómo se explica que don Bosco sugiera a algunos de sus muchachos que se hagan sacerdotes, con tal de que tengan intención de retirarse a una Congregación religiosa, y, en cambio, si estos muchachos muestran deseo de quedarse en medio del mundo, les aconseja que no abracen el estado eclesiástico? -La razón, queridos míos, es ésta: hay muchos que, estando retirados, practican la virtud y cumplen con diligencia sus deberes religiosos; y si, por el contrario, se encuentran, ((**It11.239**)) aunque sea por breve tiempo, en el mundo, no son capaces de contenerse en medio de tantos peligros como en él se hallan y no dan buen resultado. Por eso, cuando veo que un joven, mientras está viviendo en el Oratorio o en otro colegio, lleva una vida ejemplar y cuando va de vacaciones a casa cae en muchos pecados y vuelve a la misma vida que llevaba antes de venir al Oratorio, y que de vuelta de las vacaciones veo que de nuevo emprende con seriedad el cumplimiento de sus deberes y que es asiduo a las prácticas de piedad, pero que, si torna a casa de nuevo, se ha de lamentar de las mismas graves caídas, ah, entonces, si aquel muchacho me consulta sobre su vocación, yo le respondo resueltamente: -Si es tu intención hacerte sacerdote en medio del mundo, como párroco o coadjutor, de ningún modo entres por el camino del santuario, que sería el de tu ruina y de muchas otras almas. Pero, si te sientes inclinado con recta intención a hacerte sacerdote, y te decides a llevar una vida retirada en una Congregación religiosa y regular, de buena gana te aconsejo y permito que te hagas sacerdote. Y esto, creedlo, ya me ha proporcionado muchos disgustos; porque algunos me dicen: -Don Bosco aconsejó a fulano que vistiese la sotana y después tuvieron que expulsarlo del seminario; aconsejó a mengano que se hiciera sacerdote y ahora el pobre lleva una vida poco ejemplar. Pero los que critican no saben que yo aseguré a estos tales que hubieran podido ser unos buenos clérigos y unos buenos sacerdotes, pero sólo a condición de llevar una vida retirada. Ellos preguntaban en qué sentido y yo respondía en aquel sentido. Yo creo, queridos hijos míos, que si vosotros no olvidáis estos consejos, no tendréis ninguna intención humana en la elección de la vocación; el que fuere llamado al estado eclesiástico lo abrazará, y quien no fuere llamado se quedará detrás. Así caminaréis seguros por el camino que elijáis y estaréis seguros de vuestra misma salvación. Encomendaos, pues, al Espíritu Santo y a la Santísima Virgen para que os iluminen y ayuden. (**Es11.207**))
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