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((**Es11.208**) 11 de mayo. De nuevo sobre el desinterés en la vocación eclesiástica. Se resuelven tres objeciones. Don Julio Barberis (después de haber dicho don Bosco algunas palabras de introducción). -Yo pediría la palabra. Don Bosco. -Oigamos qué quieres decir. Barberis. -Todo esfuerzo debe tener su recompensa; por tanto, es justo que el sacerdote que trabaja obtenga su ganancia. Don Bosco.-Es verdad lo que dices, y opino que el que trabaja en el ministerio, no ha de quedarse ayunando todo el día. El que trabaja también debe comer y tener lo necesario para vivir. San Pablo lo dice expresamente: Qui altari servit, ((**It11.240**)) de, altari vivat (el que sirve al altar, debe vivir del altar). Mas, aparte del sustento, las ganancias del sacerdote han de ser las almas y nada más. Siempre se ha visto que, el que se afana por los intereses materiales, difícilmente convierte muchas almas o piensa en las almas que le han sido confiadas. Por el contrario, mostradme un sacerdote totalmente desinteresado, que no piense en amontonar dineros o en atender a sus familiares y veréis cuánto bien hace y cuántas conversiones logra. Por eso san Pablo, y notadlo bien, no quiere que el sacerdote se meta en negocios temporales, non implicat se negotiis saecularibus. Y tampoco debe dedicarse a compras y ventas ni a acumular capitales en los bancos; nada de eso. Barberis. -Permítame, don Bosco, que diga una palabra más. Es cierto que el sacerdote debe pensar principalmente en la salvación de las almas. Sin embargo, los mandamientos de la Ley de Dios ordenan: Honra a tu padre, y a tu madre. La palabra honrar significa también socorrer. Por consiguiente, si todos deben ir a porfía para socorrer a sus padres, con mayor razón los sacerdotes. Don Bosco.-Estoy de acuerdo con que se honre y, por tanto, se socorra al padre y a la madre, cuando lo necesitan. Pero, si tú tienes esta finalidad al hacerte sacerdote, deja la carrera eclesiástica y date a cualquier arte u oficio; dedícate al comercio o a la industria que más te cuadre; pero, no te hagas sacerdote. Desde el momento en que te haces sacerdote, tus parientes son todos los que tienen una alma que salvar y tú debes pensar en ellos y no en otra cosa. El Divino Salvador nos quiso dar este ejemplo de manera verdaderamente espléndida. Estaba dedicado a hacer el bien a las gentes. Llegó uno y le dijo: -Tu madre está ahí afuera y te busca. Y El respondió: ->>Quién es mi madre? íEn verdad te digo que todos los que oyen la palabra de Dios y la ponen en práctica, son mi padre, mi madre y mis hermanos! Y el buen Jesús llegó aún más lejos, pues dijo: -El que no odia a su padre, a su madre, a sus hermanos y a sus hermanas, no puede ser mi discípulo. De modo que tenlo bien presente; la santidad del estado eclesiástico comporta el absoluto distanciamiento de las cosas del mundo. Los teólogos, a su vez, están todos de acuerdo en afirmar: Bona clericorum sunt patrimonia pautperum; los bienes de los clérigos, y aquí la palabra clérigo quiere decir sacerdote, son el patrimonio de los pobres. Barberis.-Me parece que no hay más que añadir. Yo opinaba igual que usted;he dicho eso porque deseaba tener una respuesta precisa y categórica para responder a los que me preguntasen. Permítame que le haga todavía una observación, que hoy mismo me han presentado. Hay personas muy respetables, de muchos estudios, y (**Es11.208**))
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