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((**Es11.206**) Hacía pocos días que había vuelto al Oratorio un alumno del tercer curso, que había estado en su casa por enfermedad. Subió a saludar a don Bosco y le dijo que sus padres no podían pagar de ningún modo lo que debían ni la pensión corriente. -Lo único que han podido hacer, añadió, para compensar de algún modo la deuda, ha sido mandarle estas seis robiolas. Según afirmaba don Bosco, que sabía que el muchacho era el primero de su clase y muy bueno, lo dijo con mucha gracia y desenvoltura. ->>Entonces, repuso don Bosco, tus padres no podrían hacer otra cosa? -Nada, nada; lo que yo podría darle ahora mismo, sería hacer mi confesión general con usted. Riose don Bosco, creyendo que el muchacho bromeaba. Pero, efectivamente, al día siguiente fue a hacer su confesión general. Don Bosco hizo notar por último que una rebanadita de aquel queso lombardo valía cincuenta céntimos. A continuación habló de la paciencia de muchos jóvenes que aguantaban dos y tres horas de rodillas, sin moverse y sin apoyarse, esperando su turno y que, a veces, después de tanto esperar, dejaban pasar antes a otros. -Para hacer esto se requiere gran virtud, concluyó don Bosco. Siguen dos <>, dadas en la primera mitad del mes de María, una tras otra, y se completan entre sí. En la segunda don Bosco se sirvió del diálogo, al que acudía cuando quería fijar bien una idea. Crecía cada día el número de aspirantes ((**It11.238**)) al estado eclesiástico, que procedían de familias muy pobres; si no se ponía atención, ello daba ocasión a que muchos quisieran hacerse sacerdotes por fines humanos y no por un verdadero deseo de salvar almas. Pero don Bosco naturalmente opinaba que es mejor para la Iglesia tener un sacerdote menos que un escándalo más. Además, era necesario llamar la atención sobre la Pía Sociedad. En una palabra, el asunto era delicado. Esa es la razón de la segunda charla en forma de diálogo, que no era improvisado, sino preparado antes con mucho cuidado. 10 de mayo. Desinterés por la vocación sacerdotal; seguridad de los débiles en las Congregaciones religiosas. Estamos en el hermoso mes de María y, además, en la novena del Espíritu Santo. Me gustaría que todos pusierais gran empeño para hacer bien este mes y esta novena y que dedicarais a ello una intención especial. Rezad para que el Espíritu Santo os ilumine en estos días y os haga conocer qué es lo que el Señor quiere de vosotros. Pensad todos en vuestra vocación y piensen en ello sobre todo los que ya están (**Es11.206**))
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