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((**Es1.40**) Y el párroco nombrado no podía entrar en funciones, sin haber prestado el juramento prescrito en manos del gobernador. Pero volvamos a Francisco Bosco. Se encontraba seriamente preocupado por no poder, a causa de sus apremiantes trabajos, atender a su madre y cuidar de su único hijo que rayaba en los nueve años. Por esto, se decidió a casarse en segundas nupcias. Como iba con frecuencia a Capriglio, conocia las virtudes domésticas, nada comunes, de Margarita Occhiena. Margarita no mostraba ninguna propensión a desposarse. Ocupada en los trabajos de casa y del campo, siempre retirada y ajena a toda expansión y esparcimiento, evitaba mezclarse en las alegres tertulias en que tomaban parte, los días festivos, hasta las personas más honestas. Contaba ya veinticuatro años. Tenía el deseo de permanecer siempre así, en casa, para asistir a su padre y a su madre en la vejez. Pero el Señor la había destinado al estado conyugal. <>.1 Francisco la pidió por esposa. Margarita, antes de dar su consentimiento, puso alguna dificultad, manifestando el disgusto que sentía al tener que dejar la casa paterna. su padre aprobaba y aconsejaba la unión. Aunque de edad algo avanzada, decía que se encontraba con fuerzas, de modo que no tenía necesidad de asistencia alguna. Una salud a toda prueba era el envidiable patrimonio de su familia. El, de echo, vivió hasta los noventa y nueve años y ocho meses; y su hermano ((**It1.29**)) Miguel, más joven, murió a punto de cumplir los noventa. Por otra parte, le quedaban en casa otros hijos e hijas, especialmente una, llamada Mariana, que tenia el propósito de cuidarse de él. Margarita, siempre dispuesta a obedecer, se abandonó a la voluntad de su padre. Aquella unión no proporcionaría riquezas, pero era conveniente. <>.2 El sacramento del matrimonio es grande en Cristo y en la Iglesia, ha dicho San Pablo; y siendo sacramento de vivos, se debe recibir en gracia de Dios. íAy del que empieza su nuevo estado con un sacrilegio! Esta es la razón se tantas desdichas en la familias: porque el sacramento, recibido indignamente, viene a ser para ellas como un //1 Eclesiástico, XXVI, 2-4. 2 I Tim., 6; Prov.XV, 16.//(**Es1.40**))
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