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((**Es9.847**) no perjudiquen al mismo establecimiento. Hace algunos años, por miedo a la invasión del cólera, se llevó a cabo una inspección higiénica, y el mismo día en que se me comunicó, se publicaba casi con las mismas palabras en la prensa, con exageraciones tales que hubo que rectificar luego en sentido contrario. Ahora, apenas terminadas las visitas sobre la vacunación, ha sucedido casi lo mismo. No pretendo perjudicar a nadie con tal publicidad pero me encomiendo con todo respeto a su bondad para que no se repitan y se evite así la grave inquietud que origina entre los que tienen relación con los muchachos internos de este Centro. Mientras pongo bajo su paternal protección este Establecimiento, que, como siempre, sigue abierto para todo pobrecito que tenga a bien recomendarme, le aseguro que agradeceré cualquier consejo o sugerencia que me dé para pública y privada ayuda de los muchachos de nuestra ciudad o de otros pueblos, a quienes la pobreza o la desgracia trajera hasta nosotros. ((**It9.956**)) Dios le bendiga y conceda largos años de vida feliz, y créame con profunda gratitud, De V. S. Ilma. Turín, 23 de diciembre de 1870. Su atto. y seguro servidor JUAN BOSCO, Pbro. El Alcalde respondió: ClUDAD DE TURIN etc. etc. Turín, 3 de enero de 1870 Al Rvdo. don Juan Bosco, Rector del Oratorio de San Francisco de Sales.- Turín. En contestación a la nota de V. S. M. R., que al margen se indica, el Alcalde infrascrito tiene el gusto de participarle que, después del cuidadoso examen de las observaciones hechas al doctor Gribaudi sobre el modo de comportarse con ocasión del desarrollo de la viruela en ese Instituto, resulta evidente que el mismo no ha cumplido lo dispuesto en el artículo ochenta y dos del Reglamento para la aplicación de la ley de sanidad pública y en el treinta y cuatro del Reglamento sobre vacunaciones, el cual prescribe que al manifestarse la viruela o la varicela, el médico cirujano, llamado a curar, debe ponerlo inmediatamente en conocimiento del Alcalde y del Vacunador Oficial. Por el contrario, se dejó propagar la enfermedad durante quince días, se dejó se difundiera en el Instituto y en la Ciudad misma, sin dar conocimiento al infrascrito para impedir su propagación. En cuanto al caballero doctor Musso, fue V. S. Rvda. quien dio su nombre el día 23 de diciembre ppdo., y el Regio Conservador de la vacuna, doctor Martorelli, interrogado expresamente, recordó muy bien que V. S. le indicó la parte que dicho Doctor había tomado en aquellas desgraciadas circunstancias. El mismo doctor Gribaudi lamentó que se cargara la mayor parte de responsabilidad sobre él solo, cuando el doctor Musso era más antiguo. (**Es9.847**))
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