Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es9.846**) los dos dichos médicos por otros que inspiren mayor confianza y le secunden eficazmente con sus buenas disposiciones en la tutela de la higiene en el Instituto que usted dirige. El que suscribe, le presenta la manifestación de su distinguido aprecio. El Alcalde F. RIGNON Don Bosco tomó caballerosamente la defensa de los dos médicos, por sentido de gratitud a los servicios por ellos prestados y como homenaje a la verdad; y al mismo tiempo pidió ayuda y protección para su instituto. Ilmo. señor Alcalde: Como respuesta y agradecimiento a la carta que V. S. Ilma. se dignó dirigirme, con relación a los doctores Gribaudi y Musso, ruégole me permita darle algunas explicaciones que seguramente paliarán bastante la impresión producida por la actuación de estos beneméritos doctores con respecto a la manifestación de la viruela en este Centro. Las cosas son así: 1.° El médico, caballero Musso, no tomó parte alguna. Hace muchos años que, de ordinario, presta caritativamente los cuidados de su ciencia a ((**It9.955**)) estos pobres muchachos, pero en esta ocasión no fue llamado; es más, creo que todavía no se ha enterado de que aquí se haya manifestado la viruela. Por tanto, parece que las citadas disposiciones legales y sanitarias no le afectan. 2.° Como estaba él ausente, y con las prisas, se llamó y acudió de hecho el doctor Gribaudi, quien, en su segunda visita, convencido de la realidad de la viruela, encargó enseguida a don José Lazzero, encargado de la enfermería, de que informara del caso al caballero Martorelli. Por las muchas ocupaciones de este benévolo señor, y por la ignorancia del lugar y de las horas de audiencia, hubo que hacer varias visitas durante dos días, hasta poder hablar con él. Parece que en todo esto no tiene ninguna culpa el doctor Gribaudi, aunque haya continuado prestando su asistencia a los enfermos. 3.° Para esclarecimiento del hecho y para tranquilidad de V. S. Ilma. debo, con arreglo a razón, hacer notar que la viruela no presenta ya la fuerza que alguno podría suponer, puesto que en las diversas visitas efectuadas, los mismos doctores no encontraron más que un solo caso de verdadera viruela; los demás se estimaron como varicelas o viruelas más o menos benignas, por lo que algunos de los afectados ni siquiera hubieron de interrumpir sus ocupaciones ordinarias. Así las cosas, ruégole, señor Alcalde, haga de modo, que la caridad, que los dos señores doctores Gribaudi y Musso nos prestan desde hace tantos años, no resulte en menoscabo de su carrera y en perjuicio de ochocientos pobres muchachos que viven de la Providencia; que no es fácil encontrar otros médicos que con tanta asiduidad, desinterés y constancia quieran prestarse en favor de un Centro tan numeroso y que no puede concederles ni un centavo de estipendio. Aprovecho la ocasión para recomendarme a su bondad, juntamente con estos mis pobrecitos, presentándole respetuoso y fervoroso ruego de que las visitas sanitarias (**Es9.846**))
<Anterior: 9. 845><Siguiente: 9. 847>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com